Mandemos a Putin a vivir al metaverso

Con lluvias, cielo naranja, casi sin fallas y con la amenaza de temporal tropiezas con Putin hasta en un documental. Ni Netflix sirve para desconectar. Aparece forzado, como si le hubieran colado entre ilustres científicos e investigadores hablando de nuevas terapias, cadenas genéticas, enfermedades raras e investigaciones punteras, y de repente aparece Putin -como si de una seta espontánea se tratara- en el reportaje Human Nature. Como una aparición y con una declaración breve de pocos segundos pero reveladora en los que afirma: «sabéis que la humanidad seguramente entrará en un período muy complicado de su existencia y desarrollo...» y ensucia las ventajas de la terapia génica para «crear un ejército de soldados que puedan luchar sin dolor y sin miedo. Puede resultar más aterrador que una bomba nuclear». Esas son las palabras textuales que aparecen impresas en pantalla mientras vemos a un Putin relajado, casi exultante, en estado puro. Unas manifestaciones realizadas hace ya cinco años.

Es una propuesta pero deberíamos mandar a Vladimir Putin a vivir al metaverso. Seguro que han escuchado hablar de ese nuevo mundo virtual en el que está trabajando el inventor de facebook Mark Zuckerberg. Si será un éxito o no está por ver. El metaverso se trata de una nueva realidad virtual donde se supone que conviviremos todos. No seremos ni usted ni yo quienes estemos físicamente, no crean. Estaremos presentes, según dicen, a través de nuestro avatar, o lo que es lo mismo, nuestro yo virtual. Usaremos utensilios para hacer más real nuestra vida en ese extraño mundo multisensorial y avanzado.

Creo yo que Zuckerberg debería cursar de manera urgente esa invitación formal para que Putin se instale cuanto antes en este otro universo, desahogue sus aspiraciones expansionistas de ansioso comunista y colme así su maldad con sólo ponerse unas avanzadas gafas virtuales. Y que sean ésas su única arma. Y como Zuckerberg es tan listo seguro que puede diseñar un billete sólo de ida, para que no vuelva más. De paso, los descreídos de las nuevas tecnologías encontremos una buena manera de remediar nuestra inminente conversión en avatar. Y que Putin se quede con el metaverso enterito para su particular disfrute y nos deje a nuestro querido planeta y a todos nosotros un poco en paz. ¿No les parece?