En los últimos días, Toni Cantó se ha convertido en el centro de todas las miradas de la política autonómica, tras ese desembarco que ha habido que sacarle con fórceps, porque lo que se dice entusiasmado con aterrizar en la Comunitat no ha parecido nunca. Pero aquí está ya. Y se comprueba lo que ya se venía intuyendo; que al PSPV y en especial al sindic Manolo Mata esto de Cantó le saca de sus casillas. Entiendase, no es que le ponga de los nervios porque no lo pueda soportar, no (que también). Cantó le pone nervioso porque amenaza su calma interior, aviva la incertidumbre. Le pone nervioso y con razón porque Ciudadanos ahora va a sacar un montón de votos del zurrón de los socialistas valencianos. Un montón enorme. Y a nadie le gusta que venga uno de fuera y encima sin ganas a llevarse lo que cree que es suyo. Eso por supuesto es un problema de Mata o de Puig, no de Cantó, porque esos votos centristas que puede llevarse Ciudadanos no son estrictamente socialistas, sino votos prestados en función de aquella coyuntura tan inusual de 2015.
Publicidad
Mata ha venido utilizando a Ciudadanos como tonto útil toda la legislatura, con sus vaivenes inevitables, pero ahora se encuentra con un Ciudadanos que lejos de reírle las gracias o servirle de parapeto le entra a degüello allí donde sabe que hace daño. Cantó tiene sus cosas, incluyendo su historial de tránsfuga, pero no sufre la tontuna frívola de sus antecesores. El sociólogo Jaime Miquel acertó a la primera de cambio bautizándolos como «Los veraneantes»; ¿se puede calificar mejor la trayectoria de Carolina Punset y Alexis Marí? La primera no ha superado el resentimiento, el segundo al menos de eso se libra, sus ideas están siempre de alquiler. La pareja intenta perpetuarse como cuadro flamenco de Manolo Mata cuando éste sale a intervenir por ahí y hace un desplante. Sea en Les Corts, sea en Twitter, ahí están los dos espontáneos un paso atrás marcando el compás con las palmas y Marí además jalea al artista con decisión («oooole Mata, superior, ole y ole; viva tú»). Y Manolo Mata encantado, porque se lo hacen gratis y sin que les haya llamado, consciente eso sí de que buscan méritos para que los mantenga en el tablao después de las elecciones de mayo, aunque sea para bajarle a por tabaco o encender las luces. También Manolo Caracol, en 'Los Canasteros', tenía que quitarse gente así de encima. Había que comer.
Tras la salida de Marí y Punset, Ciudadanos no ha sido lo mismo. Se acabó la colaboración con el tripartito y Mata, muñidor máximo del poder legislativo, empezó a tratarles con desdén, incluso cebándose con un adversario menor a los ojos de todo el mundo. Un adversario en pleno proceso de aprendizaje, con el que no hacía falta contar y al que bastaba con soltarle un mamporro de cuando en cuando para tirarlo al suelo. Sobrao. Ahí es cuando hemos tenido al Mata más gracioso, más oportuno y más celebrado, cuando copia escenas de las películas del Gordo y el Flaco y las butacas de Les Corts ríen y aplauden. La última es de hace unos días, a cuenta de una estrafalaria propuesta de Ciudadanos para endurecer la sanción política a los corruptos. Mata en plan tramposillo acusó al partido naranja de querer aplicar la lapidación para luego recriminarles que Ciudadanos no hizo nada contra la corrupción en la Comunitat: «¿dónde estaban ustedes entonces?». Pero estaban exactamente en el mismo lugar que Manolo Mata cuando Primo de Rivera proclamó su dictadura militar o cuando Valencia sufrió la riada de 1957. Manolo Mata no hizo nada tampoco contra Primo de Rivera ni contra la riada, nada. Es verdad que no había nacido o estaba en la cuna, pero ¿acaso el matiz temporal importa según el razonamiento del síndic?
Por cierto, Podemos tampoco pudo luchar contra aquella corrupción, pero si dices esto no se ve el chiste por ningún lado. Aparte de que la hemeroteca quizá albergue expresiones igual de rotundas contra los imputados peperos y expresadas por dirigentes socialistas y compromiseros. Y aparte de que en aquella lucha singular de ciertos políticos del posterior tripartito contra la corrupción pepera hubo también mucho gato por liebre. Muchas ganas de usarla como palanca electoral, lo que es legítimo. Y mucho montaje, no tan legítimo. Sandra Gómez se vanagloria de haber llevado a los corruptos del caso Nóos al banquillo, pero calla que han terminado todos absueltos judicialmente luego no son corruptos y ella en el mejor de los casos fracasó, en el peor manchó injustamente una docena de reputaciones. Ribó fabricó una fábula con los gastos del Ritaleaks que fue archivada por los tribunales pero antes le proporcionó un enorme espacio mediático. Los consellers Soler y Marzà acusaron al PP de fabricar un sobrecoste de mil millones en Ciegsa que luego ha resultado ser falso; el sobrecoste no pasa del 19% y cabe suponer que muchas obras encargadas por Ximo Puig como alcalde de Morella quizá terminaran con un desvío similar al de Ciegsa; todo es ponerse a echar cuentas.
Toni Cantó en tres ratos que ha pasado por aquí ha fijado más posición política que el grupo parlamentario en cuatro años. Es así. De ahí la preocupación de Mata y sus errores. Con Cantó ya no va tan sobrao. Se equivoca y patina. Como cuando pidió literalmente en À Punt que Les Corts declararan al candidato de Ciudadanos persona non grata. Luego dijo que estaba de broma. Falso. No hay más que ver el vídeo, de broma nada. A no ser que su humor migre del Gordo y el Flaco a Eugenio, con rictus serio e impenetrable hasta la frase final. ¿Por qué no se le ocurriría a Paco Camps decir que aquello de 'amiguito del alma' al Bigotes era una broma? Mata y los suyos lo hubiesen comprendido sin armar la que liaron y Camps se habría ahorrado muchos dolores de cabeza.
Publicidad
El caso es que Cantó los pone nerviosos, les cambia los planes. Por eso intentan que no atienda a los medios en el jardín de Les Corts, por improcedente aseguran, cuando es un uso implantado por el propio Puig en la anterior legislatura, o insinúan que las declaraciones del candidato naranja pueden incurrir en el delito de odio. Arrea. Pero todo tiene una explicación. La irrupción de Vox ha variado el mapa político. Modera al PP y lleva directamente a Ciudadanos al centro del tablero, donde va a competir abiertamente con el PSPV. El primero que lo sabe es Mata, que como cabeza de lista tendría a Cantó como oponente personal. Cantó provoca resistencia en el voto conservador, pero funciona más al centro y denigrarlo como antivalencianista, en estos momentos con Cataluña en el escaparate, será más revulsivo que lastre. No es la primera vez que cierta izquierda cae en la tentación de dar y quitar carnés de 'buenos valencianos', consecuencia sin duda de la recuperada memoria histórica. Porque aquello de señalar amigos, enemigos y desafectos el primero que lo inculcó fue el Caudillo.
Suscríbete a Las Provincias: 3 meses por 1€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Siete años de un Renzo Piano enredado
El Diario Montañés
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.