Borrar
Urgente El Euromillones de hoy viernes deja un nuevo millonario en España

Cuando crees que ya no se puede llegar a más, aparece Anil Murthy y lo consigue. Es un genio. Despacha con desgana el centenario del club, manda callar a la afición -los jefes, que diría Juan Roig de los clientes de Mercadona-, genera un lío monumental en los servicios médicos, se nombra a sí mismo director deportivo y para rematar la faena intenta ocultar con hormigón armado la brillante historia del Valencia. El club no ha tenido otra mejor que recortar una fotografía que ilustraba el recordatorio de la última vez que el Valencia pisó el estadio Benito Villamarín. Tierra prometida para los blanquinegros. En las redes sociales oficiales del club aparecen los capitanes portando la Copa del Rey y al lado de Kondogbia emerge misteriosamente un brazo. ¿De quién es? Bingo. De Marcelino García Toral. En la imagen original sí aparece el técnico que condujo al equipo a un título. En la retocada ha pasado a mejor vida. Hay que ser retorcido. Que ya no sea el entrenador, que la propiedad haya prerido a otro, no significa que haya que sepultar la trayectoria de nadie. Al revés, debería vanagloriarse de haber tenido en el banquillo a alguien con la ambición de convertir al Valencia en un grande de España y de Europa. Y lo hizo. Es muy lícito que por distintas circuntancias que sólo sabe Peter Lim se haya preferido cambiar a Marcelino por Celades, no tanto el ninguneo al asturiano. Es una cuestión de elegancia y respeto al valencianismo. No se puede arrancar a Marcelino de ese título, justo el que, según el técnico, le llevó al paro. Porque desde Singapur se le indicó que no optara por esta competición, que se centrara en la regularidad para garantizarse la disputa de la próxima Liga de Campeones. Pero ni el entenador ni los jugadores le hicieron caso y llevaron la alegría a miles y miles de seguidores valencianistas. Esos que Meriton desprecia con sus acciones y que se sienten abochornados por las actitudes dolosas hacia la trayectoria del Valencia. No se puede reescribir la historia. Lo intenta Murthy y todo su interminable equipo de servidores, pero no lo conseguirá. Marcelino siempre será uno de los nuestros. Como Benítez. Como Cúper. Como Espárrago. Como Di Stéfano. Como Quincoces. Como Pasieguito. Incluso como Koeman. Despreciado por sus malas artes para arrinconar a Albelda, Cañizares y Angulo y que condujo casi al Valencia a Segunda, al final se logró un título de Copa con él como técnico. Está en la historia y no se puede borrar. Hasta de los errores se aprende. Bueno, no todos se aplican esta consigna. Porque Murthy y los suyos saltan de disparate en disparate. Ni ellos podían llegar a más ni el Valencia a menos. Pero la culpa es nuestra. Amadeo Salvo y Aurelio Martínez los trajeron y buena parte de la afición los apadrinaron. A pagar las consecuencias.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias MARCELINO, UNO DE LOS NUESTROS