Los empresarios tiemblan estos días, pendientes de sus negocios después de que el presidente Sánchez diera por zanjada la crisis del coronavirus, con su magnánima decisión de suprimir las mascarillas y la falsa seguridad que ello conlleva. Retroceder para recuperar medidas como el cierre del ... ocio nocturno o el toque de queda para restringir horarios, pone en juego mucho más de lo que pensamos. Sin embargo, solo hay que echar un vistazo por las calles para fijarse que la gente lleva las mascarillas, dibujando una realidad responsable muy diferente a la del gobierno. Volver atrás es posible si el número de contagios no remite causando nuevamente el colapso en los hospitales y centros de salud. Por ahora, no es el caso porque los contagios se producen entre la población más joven y 'fuerte' ante el virus, aunque los sanitarios de primera línea trabajen a destajo para recibir esta nueva ola mientras observan las imágenes de toda esa juventud en los botellones poniéndose del revés. ¿Tropezamos en la misma piedra o es una nueva engañifa?
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La pandemia no ha llegado ni mucho menos a su fin, hay un alto porcentaje de población sin vacunar y sin embargo Sánchez nos ha inspirado en la falsa era del post-covid. Sigo de cerca los espectáculos de música que invaden la ciudad de Valencia con todas las medidas de seguridad a los que están sometidos sus organizadores. En cualquier recinto acotado para la celebración de un concierto o sala dedicada para el esparcimiento del ocio nocturno, existen unos niveles de seguridad sanitaria dignos de reconocimiento por el esfuerzo que conlleva por parte de sus responsables. Sin embargo, cuando suena la campana de nuevos contagios son los primeros que van por los aires, cuando sabemos que en sus recintos no se originan los contagios, se producen cuando los cierran y 'obligan' a los más jóvenes a buscarse su botellón. Sin mascarillas, con alcohol y muchas ganas de recuperar el tiempo perdido es inevitable que los contagios se disparen. La verdad es que esperamos más responsabilidad de esta juventud.
Me cuesta creer que el gobierno nos meta marcha atrás y quiero pensar que sigue la estrategia a la que nos tienen acostumbrados: un nuevo escándalo tapa el anterior. ¿No creen que se repite siempre la misma historia? Lo de los indultos del «procés» es un marrón que se le hace bola al gobierno porque no hay por dónde argumentarlo decentemente. Son esas cosas con las que el votante calla, pero que se le queda grabado en el subconsciente para sacar en elecciones la papeleta de castigo.
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