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La mascarilla debe quedarse
EL ESTADO DE LA SANIDAD ·
Junto a la vacuna, ha sido clave para contener la pandemia. Pero también ha mantenido a raya a la gripe y a otros virus. En centros sanitarios tendría que mantenerse 'sine die'Secciones
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EL ESTADO DE LA SANIDAD ·
Junto a la vacuna, ha sido clave para contener la pandemia. Pero también ha mantenido a raya a la gripe y a otros virus. En centros sanitarios tendría que mantenerse 'sine die'Símbolo. Resultan molestas, reducen el aporte de oxígeno y suponen un gasto adicional. Las mascarillas son el símbolo más visible de la pandemia y uno de los elementos que la población tiene más ganas de perder de vista porque, en el imaginario colectivo, la ... desaparición de esta medida de protección significará -o eso queremos creer- que se ha superado por completo la crisis sanitaria. Pero, aunque así fuera, debería quedarse.
Las mascarillas han estado siempre en el centro del debate, tienen detractores y acérrimos defensores, y desde el principio han sido objeto de polémica. Cuando el virus irrumpió en la Comunitat a principios de 2020 empezaron a ganar protagonismo, sobre todo por las dificultades que había para hacerse con una de ellas. En el arranque de la pandemia se reservaron para los profesionales sanitarios que estaban en contacto con enfermos Covid. De hecho, la carestía de estos dispositivos en los primeros días de la lucha contra el Covid llevó a los responsables de algunos hospitales a instar al personal a no portarlas para evitar generar alarma entre el resto de pacientes. Qué cosas, cuando poco después serían obligatorias. Poco a poco se fueron generalizando y hasta se llegaron a suministrar gratis en las farmacias. Su precio se disparó, se reguló, bajó y pronto empezaron a ponerse a la venta en supermercados y otros establecimientos ajenos a las boticas. Hubo momentos en los que se relajó su uso (al aire libre) y otros en los que se endureció. Había (y hay) de tela, lavables, higiénicas, quirúrgicas, FFP2, FFP3 y hasta transparentes para que se puedan leer los labios. Algunas más efectivas que otras, pero todas ellas convertidas en un complemento que nos ha acompañado a diario durante dos años.
Ahora se debate cuándo decretar que este material de protección ya no sea obligatorio (probablemente en unas semanas), pese a los más de 2.000 nuevos contagios diarios que se registran todavía en la Comunitat y el goteo incesante de fallecidos. La idea (o más bien ocurrencia) es utilizar los colegios como banco de pruebas, como si fuesen laboratorios con sus correspondientes conejillos de indias que, en este caso, serían los alumnos y los profesores.
Efectividad. La mediática investigadora y viróloga Margarita del Val opina que quitar las mascarillas es una «necesidad social» pero pide que seamos conscientes de que protegen. En efecto, estos dispositivos han sido claves para contener la pandemia -en la medida de sus posibilidades y del uso más o menos adecuado que se haya hecho de ellas- hasta la llegada de las vacunas. Aún hoy siguen siendo vitales para acelerar la desescalada de la sexta ola y prevenir una séptima acometida del virus. Pero no sólo eso. Las mascarillas -de nuevo junto con la vacunación- han hecho que los casos de gripe se hayan reducido a la mínima expresión y que los distintos virus en circulación, los que provocan esos molestos resfriados, también hayan dado su brazo a torcer. Algo parecido pasó con los cuadros de gastroenteritis en los niños. Con el gel hidroalcohólico y el constante lavado de manos casi llegaron a desaparecer, pero en cuanto se relajaron estas medidas de precaución volvieron a irrumpir en las consultas de los pediatras. Por tanto, no resulta difícil presuponer que, en cuanto la mascarilla deje de ser un utensilio de utilización diaria, estas enfermedades de transmisión respiratoria volverán a irrumpir. Así las cosas, y con la experiencia de dos años de pandemia, estos dispositivos deberían seguir utilizándose, aunque en situaciones específicas, como la visita al hospital o al centro de salud, donde las salas de espera han sido, tradicionalmente, focos de contagio.
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