Meriton, tocado

He rebuscado estos días en internet para ver las veces que aparecía nuestra ciudad, Valencia, en las páginas del prestigioso periódico 'The New York Times'. Y ha sido agradable comprobar que la mayoría de las veces ha sido por buenas noticias. «El New York Times recomienda viajar a Valencia para huir de la masificación de Barcelona», «El New York Times elogia una muestra de azulejaría valenciana» o «El New York Times elogia la nueva escena musical valenciana» en alusión al desembarco en nuestra ciudad de Berklee College of Music. Aquí me permito un paréntesis y es que este proyecto es una de mis debilidades además de una de las decisiones más importantes que se han adoptado en esta ciudad en materia cultural.

Recuerdo que cuando trabajaba en el Palau de les Arts esperábamos con ilusión y nervios que apareciese la crítica musical de alguna de nuestras representaciones en 'The New York Times'. Éramos sabedores todos, incluidos los cantantes y directores de orquesta, que una buena crítica en ese medio elevaría el nivel artístico del Palau y su programación y, como consecuencia, la imagen de la institución y de la ciudad se vería reforzada a nivel mundial.

Me viene al pelo este recuerdo para darme cuenta por lo que estará pasando el señor Lim. Las noticias publicadas estos días en varios medios internacionales sobre su nefasta gestión en el Valencia CF y la posible sanción de la FIFA, que afectaría al Valencia, nos hace pensar que Lim no habrá dormido tranquilo estos días ahora mismo todo lo que él representa a través de su imperio Meriton Holdings no goza de una buena imagen en el mundo. Y es ahí donde más le duele. Al máximo accionista del Valencia parece importarle más lo que de él diga la prensa internacional que lo que los medios locales vienen contando desde hace meses sobre sus tropelías. Y menos aún le importa la reacción social de una afición cada vez más cansada y harta de su gestión. Sin embargo, las acciones llevadas a cabo este tiempo por los aficionados contra Meriton sí que han interesado al periódico neoyorquino que ha destacado la movilización desde diferentes plataformas contra los actuales propietarios del club.

Las malas prácticas y el oscurantismo de Meriton en la gestión del club, que todos conocíamos, ya han traspasado nuestras fronteras. Se le empieza a complicar su proyecto. Se le han abierto muchos frentes difíciles de apagar hasta para alguien con tanto poder. Esperemos que sea el principio del fin. De momento el capitán del barco está tocado. Ahora depende en gran parte de nosotros, de todo el valencianismo unido, que el barco no se hunda. Aún estamos a tiempo.