Sin miedo al 'no lo sé'

En esta época de la inmediatez más absoluta y la búsqueda en Google de soluciones simples para cualquier problema, todos parecemos condenados a ser campeones de Trivial en potencia. Es la era del 'todo opino, todo sé', de afrontar cualquier asunto desde la frivolidad, aderezada de una soberbia propia del que se siente capacitado para sentar cátedra sin importar si posee los conocimientos suficientes para hacerlo. Y de todos esos síntomas, algo sabemos (o deberíamos) los periodistas.

En mi caso, opino que es necesario perder el miedo a contestar 'no lo sé', a admitir las carencias propias como paso previo a documentarse, recabar información y contrastar opiniones.

Esta reflexión ronda mi cabeza desde hace tiempo, a veces motivada por la ocurrencia política del momento y otras, como ahora, por la intención de simplificar debates sobre proyectos complejos y que, difícilmente, se pueden zanjar con un 'a favor' o 'en contra' porque sí, por pura convicción.

Es el caso del proyecto para construir una terminal de contenedores en los terrenos de la ampliación norte del puerto, inaugurados en 2012, y un túnel submarino para camiones que conecte la V-21 con los muelles. Para el empresariado, alineado con la Autoridad Portuaria, son proyectos irrenunciables. Para el alcalde Joan Ribó, lo que es irrenunciable es contar con un nuevo dictamen ambiental que evalúe el impacto de los cambios realizados desde 2007, cuando se tramitó el permiso al que se aferran los defensores de una terminal que conlleva una inversión privada de mil millones de euros.

Afirmaba Esteban González Pons en estas páginas que Ribó tiene razón. Yo, sinceramente, no lo sé. Lo que espero es que una decisión tan trascendente para Valencia como esta se adopte con rigor, sosiego y amplitud de miras.