Secciones
Servicios
Destacamos
Cuarenta y cinco minutos. Es el tiempo que Pedro Sánchez permaneció en su escaño en el pleno del Congreso que debatía su propia medida de prorrogar el estado de alarma hasta mayo. 45 minutos es lo que duró el discurso del ministro de Sanidad al que le asignó el papel de defenderla. Salvador Illa todavía no había abandonado la tribuna de oradores y el presidente del Gobierno ya se había marchado del hemiciclo. No era la primera vez que un jefe del Ejecutivo dejaba su sillón vacío ante un pleno clave para el rumbo del país. Hace dos años y medio Mariano Rajoy decidió que no pasaría allí sus últimos suspiros como presidente para asistir de espectador a la moción que iba a censurarle y se fue a un restaurante. En su lugar, Soraya Sáenz de Santamaría decidió colocar su portadocumentos. Pablo Iglesias, hoy vicepresidente segundo, se llevó entonces las manos a la cabeza: «Es una vergüenza que el escaño del presidente del Gobierno en una moción de censura esté ocupado por un bolso. Ojalá esto no vuelva a ocurrir nunca más». En estos tiempos hay que consultar la hemeroteca cada dos por tres para poner a cada cual en su lugar. Y también la Constitución. En su artículo 66 determina que las Cortes Generales «representan al pueblo español». Es decir, a todos los ciudadanos que han delegado en ellos el deber de defender sus derechos. Algo demasiado básico que no haría falta recordar si el Congreso y el Senado no se hubieran convertido en una pelea de gallos. No se debaten argumentos para alcanzar puntos de acuerdo por el interés general. Se sacan los guantes de boxeo para soltar el ataque personal contra el de enfrente buscando el golpe bajo. A ver quién se lleva el trending topic. Jose Antonio Marina advierte de la senda peligrosa por la que transita el actual Parlamento, un lugar en el que no se «escucha» al otro. El filósofo y pedagogo pide una «tregua ideológica» al menos durante cinco años en la misma línea del toque de atención que el Papa Francisco le dio a Sánchez. Ahora mismo a la gente no le interesan las pullas entre derechas, izquierdas o centros, le preocupa la salud, el paro, la pobreza, el hambre... y si estos supuestos líderes van a sacar al país del pozo o van a contribuir a que siga desangrándose.
Fueron también 45 minutos lo que ocupó la retransmisión en directo de Sánchez para anunciar su idea de prorrogar seis meses el estado de alarma. El presidente del Gobierno comparece más ante las cámaras de palacio que ante las cámaras parlamentarias que deben controlarle. Cuando en 2012 el paracaidista Felix Baumgartner se lanzó desde la estratosfera en una cápsula financiada por Red Bull, las imágenes del minuto a minuto dieron la vuelta al mundo. Aquello no fue un anuncio. Fue una campaña publicitaria de valor incalculable. Hoy en día, pese al auge de internet, 45 minutos consecutivos en televisión también son impagables.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.