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Moreno Barberá y Valencia

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TRIBUNA ·

El derribo de Agrónomos elimina un testimonio único e irrepetible de la estrecha relación afectiva del arquitecto con la ciudad

JAVIER DOMÍNGUEZ RODRIGO | ARQUITECTO

Sábado, 20 de febrero 2021, 07:23

El fuerte vínculo de Fernando Moreno Barberá con la capital del Turia transciende al hecho de albergar en el campus universitario de Blasco Ibáñez algunas de las obras más importantes del Estilo Internacional en el continente europeo, como son las Facultades de Derecho, Filosofía y Letras y la Escuela de Ingenieros Agrónomos y Peritos Agrícolas incluidas en el registro DoCoMoMo.

Primogénito de Paquita Barberá Ferrer y de un joven oficial nacido en San Juan de Puerto Rico y perteneciente a una estirpe de altos funcionarios de la Corona, su abuelo materno fue Decano del colegio de abogados de Valencia.

Capitán de Estado Mayor Fernando Moreno Calderón, padre del arquitecto, es destinado en el Protectorado español de Marruecos, por lo que éste nace en Ceuta (1913). Tras luchar para sofocar la sublevación de las tribus del Rif y con el grado de comandante por méritos de guerra, se instala con la familia en Madrid.

Allí Moreno Barberá cursa los estudios de bachillerato en el colegio Nuestra Señora del Pilar que, dirigido por el marianista Domingo Lázaro, es muy apreciado por su ideario humanista, católico y liberal.

El destino hace que comparta aquellas aulas, dedicadas a formar a las élites, con el que sería Prelado del Opus Dei Álvaro del Portillo. Suerte que se repite durante la guerra civil, pues los dos sobreviven a su reclusión en la cárcel de San Antón refugiándose en las embajadas de Finlandia, Chile (Pablo Neruda es el cónsul en 1936), México...

Ambos salvaron sus vidas providencialmente -matanzas de Paracuellos- gracias a la labor de asilo de las legaciones diplomáticas, que libraron del fusilamiento a miles de inocentes. La fortuna quiso compensar los meses de angustioso cautiverio de Don Fernando y tras la remodelación de la antigua prisión de San Antón, como sede del Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM), ésta albergaría en 2012 una magnífica exposición en su memoria.

Durante los felices años 20 son frecuentes los viajes a Valencia y el álbum de fotos familiar evoca los paisajes de la infancia de un niño que disfruta en los privilegiados ecosistemas de la huerta, con los que se impregna de una pasión por el paisaje que estará siempre presente en su abundante producción edilicia.

Entre las imágenes en blanco y negro de aquellas vacaciones estivales se reconocen lugares icónicos como la masía de la Cova (Manises) y el Palauet de Nolla (Meliana), singulares testigos de la transformación de las grandes fincas agrícolas de la burguesía local para la incipiente manufactura fabril -Fábrica de Mosaicos Nolla...-.

Alumno brillante, en 1929 recibe el Premio Extraordinario de Bachillerato obteniendo en 1940 el título de Arquitecto por la Escuela de Madrid. Ese mismo año es pensionado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y también por la Humboldt Stiftung de Berlín y la Deutscher Akademischer Austanschdienst.

Su estancia en la corte del III Reich acelera su madurez personal y profesional -Paul Bonatz...-. En la capital prusiana se libera de las ataduras del rigor de una educación religiosa y castrense. Conoce a Marga von Hartenstein con quien regresa a España casándose en la capilla del colegio del Pilar (1946) y fijando su residencia en Madrid.

Su talento cosmopolita y su extraordinaria formación le sitúan pronto con cargos de responsabilidad tanto en el Ministerio de Educación como en la Empresa Nacional de Turismo. Ésta, dependiente del INI presidido por Juan Antonio Suanzes y más tarde por el almirante Luis Carrero Blanco, le permite ser partícipe de algunos de los proyectos más emblemáticos de la autarquía (Paradores...) y, especialmente, en la etapa tecnocrática: Planes de Desarrollo Económico y Social, Universidades Laborales...

Amaba demasiado su profesión, por lo que nunca quiso ni ser ministro, ni desempeñar cargos políticos. Sin embargo, siempre colaboraría activamente con el 'poder valenciano' franquista -José Ibáñez Martín, José Luis Villar Palasí, Vicente Mortes Alfonso...- para favorecer la modernización y progreso de la Comunidad: creación de la Politécnica, nuevo campus de la Universitat...

No sorprende, pues, que dos de sus parientes más cercanos sean hoy dos de las personalidades más influyentes del siglo XX en el 'cap i casal'. Se trata de la alcaldesa Rita Barberá Nolla y del director de la Escuela de Arquitectura de Valencia Miguel Colomina Barberá, padre a su vez de una de las mejores historiadoras del arte en la actualidad, la profesora en la Universidad de Princeton Beatriz Colomina.

Así se explica que tras su fallecimiento su archivo profesional (1940-1990), fuera legado generosamente en 2001 por su único heredero Fernando Moreno-Barberá von Hartenstein al Colegio de Arquitectos de Valencia.

Gracias a la donación, Valencia es depositaria de una fabulosa colección de planos, fotografías, documentos y dibujos de una de las más relevantes personalidades de la arquitectura española de la segunda mitad del siglo XX.

Ello ha permitido la realización de numerosos estudios, exposiciones (Málek Murad, Isabel Navarro...) y trabajos de investigación (Carmen Jordá, Juan Bravo...), entre los que cabe citar la tesis doctoral de su hijo. Defendida en Valencia (2011) ante un tribunal presidido por el Premio Jaime I, excatedrático de la Escuela de Ingenieros Agrónomos de Valencia y exministro de la UCD Jaime Lamo de Espinosa, le otorgaría la máxima calificación académica.

La figura de Moreno Barbera lleva tiempo reconocida internacionalmente hasta el punto que una de las instituciones filantrópicas más prestigiosas del mundo, la Fundación Getty, concedía en 2019 una subvención de 170.000 euros para poner en valor el paraninfo de la Universidad Laboral de Cheste.

Tendríamos que preguntarnos qué puede justificar, en un territorio con tantas carencias identitarias, la demolición de una obra icónica de la arquitectura moderna como el edificio de Agrónomos. Y sobre todo, qué sentido tiene borrar un testimonio único de la estrecha relación afectiva de su genial autor con los valencianos.

* Javier Domínguez es coautor de la publicación 'La Arquitectura de Fernando Moreno Barberá', junto a Málek Murad con el que ha comisariado varias exposiciones (Valencia, Burgos...) sobre la misma. También dirigió la tesis doctoral de su hijo Fernando Moreno-Barberá von Hartenstein.

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