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El velo obligatorio fue una de las primeras órdenes impuestas por los líderes de la revolución islámica que en 1979 derrocó al Sha Mohammad Reza Pahlavi. Aquel año instauraron un régimen de terror sobre las mujeres, quienes quedaron absolutamente subyugadas a los hombres. Sin derechos. ... Sometidas a innumerables prohibiciones bajo violentas amenazas. Por no hablar de los 'crímenes de honor', la poligamia, el matrimonio acordado desde la adolescencia, la privación de buscar trabajo sin un permiso masculino... A pesar de ello, muchas iraníes se han atrevido a reivindicar sus derechos convirtiéndose en símbolo de esperanza para las niñas. La cadena de protestas tras el fallecimiento de Masha Amini se está extendiendo por decenas de ciudades iraníes, llegando incluso a las embajadas del país persa en Londres y París, de manera imparable. La joven de etnia kurda de 22 años fue arrestada por la llamada policía de la moral, el cuerpo encargado de fiscalizar el cumplimiento de las normas, por no llevar bien colocado el velo. Murió poco después de permanecer bajo custodia policial en un hospital al que llegó en coma. La periodista que desveló lo ocurrido ha sido encarcelada en paradero desconocido. Las autoridades también han apresado a más de una decena de reporteros desde que se iniciaron las manifestaciones en las que se han producido numerosas muertes. El poder iraní se está empleando con mano dura para silenciar los hechos. Hay apagones en las comunicaciones, especialmente, de internet. De manera que, por razones obvias, es difícil contrastar los datos de lo que está ocurriendo delante de los ojos de lo que denominamos la comunidad internacional sin que, más allá de alguna declaración tardía o tuit de perfil bajo, los líderes del mundo libre se estén coligando para establecer una respuesta conjunta contra Irán. Dice bastante sobre los dignatarios democráticos, para mal, que la reprobación más mediática por parte de Occidente haya sido la negativa de la prestigiosa periodista de la CNN Christiane Amanpour a entrevistar al presidente iraní, Ebrahum Raisi, porque éste exigía que ella se cubriese la cabeza con un velo. «Me negué cortésmente. Estamos en Nueva York, donde no hay ninguna ley ni tradición sobre el pañuelo».
La revolución islámica obligó a la primera mujer musulmana en ganar el Nobel de La Paz, Shirin Ebadi, a abandonar su trabajo de jueza y su país. Desde el exilio, es un referencia en la defensa de los derechos humanos. Porque, como ella dice, defender los derechos de la mujer es defender los derechos humanos. Cuando la indignación puede con el miedo, como ahora en Irán, surge el potente germen que provoca manifestaciones masivas en la calle. A pesar de que, por defender la libertad, se pueda perder la vida.
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