Directo Sigue el minuto a minuto del superdomingo fallero

El mundo se divide entre los que envían audios por whatsapp porque no tienen tiempo para escribirlos y los que lo pierden mientras escuchan pacientemente los mensajes recibidos, aunque estos a veces vayan acompañados de prolegómenos eternos, de detalles intrascendentes, de tonos y sonidos que te obligan a bajar el volumen de tu móvil.

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El mundo se divide entre los que se ponen nerviosos si no respondes a un mensaje al instante y los que entienden que tal vez estés ocupado en otra cosa, que hay vida más allá del teléfono, que no todos tenemos los mismos tiempos, que hay respuestas que es mejor meditarlas, o que no todas las preguntas se pueden contestar con idéntica rapidez.

El mundo se divide entre los que llaman por teléfono y los que no, los que consideran que una llamada es intrusiva y se asustan al recibirla porque creen que algo malo les van a comunicar y los que todavía piensan que es buena idea marcar tu número por cualquier motivo, por nimio que sea, con la excusa de que se ahorra tiempo.

El mundo se divide entre los que se ponen nerviosos si no respondes un mensaje al instante y los que no

El mundo se divide entre los que utilizan los grupos de trabajo con este fin y los que no tienen inconveniente en contaminarlos de memes, chistes que solo le hacen gracia a él o cuñas políticas para sacudir a uno o a otro como si aquello fuera una improvisada plaza de toros.

El mundo se divide entre los que ahora organizan videollamadas para todo -como si ponernos cara fuera una prioridad a cualquier hora del día, o como si hubiesen dado por perdida su vida social y se conformasen con las relaciones vía zoom o skype- y los que tratan de resolver algunos asuntos sin necesidad de ninguna reunión.

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El mundo se divide entre los que nunca disponen de tiempo para responder un mail, mostrando desdén digital hacia los correos que reciben, y los que procuran mantener la correspondencia medianamente ordenada aunque sea disculpándose por no poder atender en condiciones algunas peticiones.

El mundo se divide entre los que precisan acuse de recibo para todo y controlan el momento exacto en que has abierto y leído lo que te han enviado para después recriminarte la tardanza o los que no viven en la urgencia y dejan que las conversaciones fluyan a diferentes ritmos para llegar con ellas a buen puerto.

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El mundo se divide entre los que dicen ya te llamaré y nunca llaman, los que aseguran que te darán una respuesta en breve y lo olvidan, y los que cumplen con lo prometido y no abusan de justificaciones tópicas.

El mundo se divide. Y nosotros no hemos conseguido aprender a comunicarnos mejor, a pesar de que cada vez haya más medios para hacerlo.

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