La negación de la realidad

Lo más preocupante no es el desfase, sino que al ser advertidos de los desajustes, lejos de una reflexión o de cierta contención, se niega todo. No, y mil veces no. ¿Oiga, pero, y los ingresos? Mentira, mentira, responden.

En el Consell ya no están para reconocer la realidad, y mucho menos para admitir las equivocaciones. Llegan las elecciones. Ahora son capaces hasta de negar la saturación a las puertas de Urgencias de los hospitales valencianos. Y no se cortan incluso a la hora de amenazar a los afines para intentar callar bocas. Y si hay que acribirllar el presupuesto a modificaciones de crédito a partir de enero, pues venga esa metralleta.

Es más sencillo alcanzar la felicidad cuando uno más uno suman siete. «Es fácil vivir con los ojos cerrados, interpretando mal todo lo que se ve», escribió John Lennon. El problema es el porqué. ¿Deseo de mantenerse en el poder como sea y al margen de cualquier tipo de situación que merezca parar y templar? Noooo. Toda crítica, objeción o salvedad es una prueba de fascismo, traición, debilidad a la hora de actuar como «muro de contención contra la ultraderecha» o falta de sentido institucional. Si el presupuesto ya no es una ficción, sino una falsedad, y si la saturación en Sanidad ya no es una consecuencia de la pandemia sino de la falta de medios, o si la Conselleria de Medio Ambiente está desmantelada, a mí qué. Uno más uno suman siete. Lo bailan en China y también en Alcorcón.