Una cadena incomprensible de errores en la negociación con el sector del transporte ha complicado la situación de partida. A base de marchas lentas y ... piquetes -en ningún caso la violencia es aceptable-, los camioneros convocados por la Plataforma en Defensa del Sector del Transporte han reventado las cadenas de distribución, poniendo en jaque al sector agropecuario y otros sectores productivos por la falta de materias primas, además de agravar la subida de precios.

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El gobierno empezó con mal pie al desprestigiar a los camioneros convocantes, para minimizar la protesta, caracterizándoles de ultraderecha y poco representativos. Primer error: una provocación innecesaria. «Amenazar el concepto de sí mismo del otro» es una variante de amenaza que genera tensión e impide el logro de un clima constructivo, explican Walton y Mackersie, autores de «Teoría de las negociaciones laborales» (un clásico contundente que recomiendo a la ministra). Lo que sigue todos lo sabemos: a los pocos días es evidente que esa minoría poco representativa puede paralizar el país. Pero, además, por sus propias declaraciones, el gobierno no puede reconocerlos después como interlocutores válidos, perdiendo un tiempo valioso. Es lo que tiene arrancar con una táctica de castigo.

Del error inicial nace el segundo, absurdo: negociar y alcanzar un acuerdo con la patronal, el Comité Nacional del Transporte por Carretera, que no les representa, para poner fin a la huelga. De ordinario no tiene sentido negociar con alguien que no representa a quienes hacen las demandas, por una razón simple y evidente: no va a ser capaz de aplicar los acuerdos. En ocasiones el entorno es complejo y puede haber confusión genuina, situaciones en las que no hay un líder claro. No es el caso: los camioneros en rebeldía reivindicaron una reunión con la ministra desde el inicio, al margen de la patronal. No han ocultado en ningún momento por quién se sentían representados; al contrario, han insistido en ello y es bien conocido, pues es una de las razones de su protesta. Si el objetivo era desgastar, es obvio que no se desarrolló bien la fase de investigación previa a la negociación, en la que se analizan las debilidades y fortalezas del oponente.

No puede seguir al frente del Ministerio de Transporte quien ocasiona considerables pérdidas

No extraña, entonces, que la «gran» concesión del gobierno, al reunirse la ministra con la Plataforma finalmente la semana pasada, no produjera frutos. Tarde y mal. Después de reconducir la negociación es necesario aclarar las responsabilidades: no puede seguir al frente del Ministerio de Transportes quien ocasiona considerables pérdidas y asfixia en una economía en crisis.

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