El asesino múltiple de Pioz, Patrick Nogueira, planificó su crimen con todo lujo de detalles: ejecutó a una familia entera, incluyendo a sus primos de uno y cuatro años de edad. No hay palabras para describir todo ese horror; pero me equivoco, las hay: el asesino fue describiendo a su amigo Marvin toda la escena del crimen al tiempo que hacía fotos. Fue una orgía de sangre y destrucción. Ignoro todavía el veredicto cuando escribo estas líneas, pero espero que le impongan la prisión permanente revisable. Si hay alguien que se la merece, sin duda es él.
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Este caso es importante en la historia del derecho penal y la criminología porque es la primera vez que la defensa plantea la hipótesis de que el psicópata (diagnóstico unánime) se ve obligado, determinado por una anomalía cerebral a cometer ese homicidio múltiple. Con los resultados de una prueba neurológica, el dictamen de los peritos de la defensa fue que una atrofia en el lóbulo temporal derecho convirtió a Nogueira en una suerte de robot, en alguien predeterminado para matar, quien además estaba incapacitado moralmente para entender el significado profundo de lo que estaba haciendo.
Soy un firme partidario de la neurociencia, la ciencia que estudia cómo la estructura y funcionamiento del cerebro influye en el comportamiento del ser humano. En mi trabajo me he hecho eco de los interesantes hallazgos que esta disciplina aporta cada poco tiempo. Sabemos que los psicópatas no piensan como nosotros; que tienen en muchos casos formas peculiares de interpretar sus intereses, y que éstos pasan por utilizar a los demás como meros medios para sus fines. He entrevistado a muchos de ellos, y en todos los casos vi lo que separa la enfermedad mental de la psicopatía: el enfermo mental pierde el contacto con la realidad, él vive 'en su mundo'; el psicópata, por el contrario, es bien consciente de lo que le rodea, y en sus crímenes que obedecen a una fantasía pone todo su intelecto en ajustarse a un plan exitoso.
Si la tesis de la defensa prosperara, bastaría obligar a todos los sujetos, cumplidos los 20 años, a que se sometieran a un escáner cerebral para ver si poseen el 'cerebro del psicópata', y nos ahorraríamos así muchos crímenes. Claro está, ningún científico serio plantea que un examen así pueda predecir que alguien será un asesino. Una imagen cerebral no muestra el pensamiento; es solo una medida indirecta de la actividad cerebral. No se ha podido probar que una anomalía específica cerebral (ojo, no una lesión como por ejemplo la acción de un tumor que oprime y daña el cerebro) sea causa suficiente para convertir a alguien en un asesino. La maldad no debe confundirse con la enfermedad. El psicópata puede elegir no matar; y tiene claro que sus actos son del todo inmorales, solo que le da igual. No confundamos la neurociencia con la ciencia ficción.
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