Debe ser el President el único que no entiende, tras los mensajes de Unidas Podemos contra Mercadona, por qué, ante la escalada generalizada de precios, ... sólo se ataca a una empresa y, además, valenciana. Fue la ministra Belarra -Derechos Sociales- quien acusó, primero, a Roig, de capitalismo despiadado. Después, en la Comunitat, el vicepresidente Illueca. Entre uno y otro, sorpresa: programa de Iglesias en 'La base' justificando el ataque, con dardos a la derecha mediática, a la progresía mediática irredenta y a todos los que -de todo el espectro político- han afeado a Belarra la señalización del empresario; entre los últimos, los ministros de Industria y Agricultura. Todo menos asumir sus limitaciones para frenar el aumento del coste de la vida: «Con lo que gano apenas pago vivienda y comida; si sigue así regreso a mi país». Ocupación: técnico en una empresa de seguridad. País de origen: Venezuela. Yo: estupefacta.
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Podría empatizar con Ximo Puig por tener que sufrir a su vicepresidente: «Amigo traidorcillo, más duele que un cuchillo». Lo sé muy bien. Uno a prueba de bombas me advertía esta semana: «Archipiélago Gulag es denso». ¿Demasiado, quizá, para mí? Le contaba que había adquirido el primer volumen del calvario de Solzhenitzyn en los campos de castigo soviéticos y los dos primeros volúmenes de Trilogía de Auschwitz, cuya liberación por el ejército soviético se conmemora este mes. Ya saben, la hazaña histórica que Putin evoca para explicar a los ciudadanos rusos la invasión de Ucrania, en un macabro giro de guión. «Ha sido un malentendido», decía el traidor. Yo lo llamo micromachismo.
Pero ni por esas puedo empatizar: sus amigos de gobierno le traicionan una y otra vez porque pueden. Con alevosía y con nocturnidad. Véase Ribera a Page, sobre el Tajo: «Va a salir lo que hemos hablado tú y yo». El respeto al President de la Comunitat y la sensibilidad hacia lo valenciano son nulos en el gobierno actual; él mismo se vio forzado a dar un golpe en la mesa en septiembre, sacándose de la manga una bajada local de impuestos. Y si hablamos de la «empresa valenciana», ¿de qué se extraña? Mercadona es objeto de ataques y campañas de desprestigio en las redes de forma sistemática desde hace un tiempo. Que no era aleatorio era evidente por la dinámica y la orquestación de los mensajes. Ahora, simplemente, lo que estaba oculto sale a la superficie. Por la infrafinanciación ni preguntamos. Por el trasvase tampoco. Los fallos en la defensa del PSPV en la recta final de las elecciones, frente a los suyos, son clamorosos. Otros presidentes plantan cara -y sacan rédito-.
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