Niño de las Monjas

Es así porque nuestro protagonista no fue abandonado, sino entregado junto a dos hermanos más, una niña, María, y otro niño, David, a las monjas Madres de los Desamparados por unos padres con demasiados problemas. Y esta congregación cristiana ha procurado inculcar en Jordi Pérez, que sí ha adoptado el mismo título de la novela para su nombre artístico, y en sus hermanos, valores sólidos para que se conduzcan por la vida profesional y personal con rectitud.

Cumplida la mayoría de edad, este real Niño de las Monjas, aunque sigue bajo el manto protector de la congregación, tuvo que emanciparse, y se puso a la tarea de buscar apoyos que le facilitaran el aprendizaje de la profesión/pasión elegida. Hasta aquí la somera sinopsis de la vida de quien en pocas fechas, en el abono taurino de Fallas, tendrá la oportunidad de exhibir toda la experiencia acumulada desde que salió de la Escuela de Tauromaquia de Valencia.

La pandemia afectó en exceso al toreo, sin embargo, Jordi tuvo la suerte de encontrarse con un taurino vocacional como es Alfredo Fernández, quien le proporcionó cobijo y entrenamiento en la ganadería de Jesús González, en la sierra de Madrid. El año pasado sumó dos festivales y 18 novilladas. Su entrega sin mesura le proporcionó destacados triunfos en Olmedo, Calasparra, Villaseca... y en Las Ventas sintió que se le abría crédito para seguir luchando. De todas las ganaderías, la de Baltasar Ibán, dice, «aunque es muy exigente, me encanta». Elección de torero macho.