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Hoy a las nueve de la noche imagino la Avenida de Suecia llena de aficionados celebrando el pase a octavos en la Champions. Pero para poder celebrarlo vamos a tener que sufrir seguro, y mucho. Toca cambiar el chip de la liga, no pensar en la derrota contra el Betis, si es que se puede, y darlo todo hoy. Olvidémonos, aunque sólo sea por un día, de los cánticos contra ellos y centrémonos en nosotros y en nuestro equipo.
Venimos de una semana difícil, por resultados y por detalles, una vez más, impropios de quien controla nuestro club. Pero a pesar de todo somos conscientes de lo mucho que nos jugamos hoy y nadie va a poder quitarnos ni un ápice de ilusión. Lecciones de valencianismo a nosotros, pocas. Estoy convencida que Mestalla será, como siempre, el número 12. Tenemos muchas e importantes bajas y eso merma al equipo pero es el momento para que los que hoy salgan al terreno de juego lo den todo y más, y sientan que de ellos depende que esta noche muchos valencianistas nos vayamos felices a casa. Es cierto que sólo pasaríamos a octavos de final y queda mucho camino por recorrer, pero en esta competición cada victoria se celebra como si de una final se tratase. Estas noches europeas se viven con una emoción e intensidad diferentes.
Me vienen a la memoria aquellas dos temporadas en las que llegamos a dos finales de Champions seguidas. Aquel Valencia de Hector Cúper que con las incorporaciones de Kily, Pellegrino o Juan Sánchez logró formar un gran equipo. En la temporada 1999/2000 volvíamos a la Champions después de muchos años de ausencia. Vivimos goleadas y noches para la historia como aquel partido contra la Lazio que ganamos 5 a 2 en Mestalla. O aquel 4-1 al Barça en semifinales en otra noche mágica en Mestalla. Y de aquí nos fuimos a Paris. Pero no acabó aquí la gloria, un año después volvimos a una final, en Milán. Y el llegar es lo que cuenta. Yo quiero volver a vivir noches como esas y quiero que mis sobrinos las disfruten también.
Yo hoy iré a Mestalla cargada de ilusión, con mi bufanda y dispuesta a dejarme el alma para no tener que esperar tanto tiempo a que se repita esa bonita historia. Y no iré sola, iré con mi madre, mis hermanos, mis sobrinos y el recuerdo de mi padre y como muchas familias que acudiremos esta noche lo haremos con la esperanza de salir con el pase a octavos en el bolsillo y con una sonrisa que nos haga, como decía antes, ser felices esta noche. Así que, hoy todos a Mestalla, dejaos la mala leche en casa, coged fuerzas para animar, poneos la camiseta y la bufanda, recibamos al equipo como en las grandes ocasiones, que sientan nuestro aliento. Ojalá sea una bonita noche! Y si no, seguiremos estando como siempre.
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