El 9 d'Octubre marca un nuevo curso. El de pasar página de la pandemia, precaución mediante. Una especia de septiembre escolar de los de ... antes. El instante de recuperar materias pendientes. 'Cates' del curso político. Como la necesidad de una vez por todas de subsanar las carencias del sistema sanitario valenciano, de la saturación de los centros de primaria o que desaparezca la acuciante lista de espera. De afrontar con un contundente pacto autonómico una hoja de ruta para la Albufera. De arreglar el infernal atasco de las cercanías. De mejorar los embudos que un día tras otro convierten en una penitencia los accesos por coche a Valencia (ayer 20 kilómetros en el by-pass). De dejar de lado reformas urbanísticas en Valencia que supongan pegotes de diseño, como las pérgolas de Brujas. O que no equilibren la movilidad de coches, ciclistas y peatones. De que Interior deje de ningunear a la Comunitat con el refuerzo de la Policía Autonómica. Que se arregle la lacra del botellón. Y que la región deje de estar orillada y maltratada en materia de financiación. Y por encima de todo, es la hora del 'renaixement'. Amunt valencians.
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