La política lo embrutece todo. En todos los aspectos de la sociedad. Ahora cualquiera es diputado. No se premia la capacidad, la veteranía, la sabiduría, la trayectoria. ¿Para qué? Se eligen a los representantes ciudadanos por su locuacidad y su influencia en las redes sociales. Si puedes acudir con una camiseta playera o como si fueras a pasar el domingo en el campo, la progresía te alabará. Vestir con decoro, hablar con respeto y saber escuchar es propio de carcas. Como de aprovechados está repleta la política, así actúan cuando huelen que pueden sacar rédito de alguna situación. Y el fútbol es recurrente. Históricamente siempre han entendido que apoyar al Valencia les reportaba votos. Por eso no han dudado nunca en actuar con celeridad para facilitar la viabilidad del club y tampoco de ponerse de perfil cuando la situación lo merecía. Uno de los momentos en los que se allanó el camino a los responsables del club fue en 2012 con la ATE, que ahora es una de los acrónimos de moda. La Actuación Territorial Estratégica es una figura VIP de gestión, recalificación y beneficios urbanísticos y económicos, en favor de un proyecto o entidad, por causa de gran interés público. La disfrutó el Valencia ese año y se mejoró en 2015. Es imposible ser más generoso políticamente con el club. Gobiernos del PP y del PSOE han favorecido a la entidad todo lo que han podido. Le han recalificado lo que ha hecho falta para inyectarle dinero al club. Tras unos años en modo difuso, sin ejercer demasiada presión (por no decir ninguna) en la desdichada venta del club a un inversor al que se le puso una alfombra y se le echaban pétalos a su paso (pese a la acreditada mancha, el PSOE premió a Aurelio Martínez con la presidencia del Puerto de Valencia), ahora han sacado el diente. Los partidos consideran que atizarle a Meriton les blanqueará ante los votantes. Pero como sólo saben ser políticos y no servidores, la realidad valencianista ya les ha llevado a la confrontación. Eso de ir unidos para exigir que Meriton cumpla con los plazos y para denunciar que el Valencia no propone una solución que tenga credibilidad para que se reactiven las obras ya ha quedado en el olvido. Y para sorpresa de casi todos Peter Lim ha encontrado en Compromís a su gran aliado, casi su portavoz. La labor del jefe de gabinete de Enric Morera, Lluismi Campos, próximo a Murthy por tener amigos comunes, ha empezado a hacerse visible. Ya se manejó en la venta del club a Lim durante la presidencia de Amadeo Salvo. Fue uno de los defensores. El partido nacionalista se enfrenta al PSPV para lustrar a Meriton. Habrá que ver con qué oculta intención. Compromís siempre sorprende.
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