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Buena parte de nuestro mundo cercano se divide entre quienes maldicen cuando se ven atrapados en el colapso continuo del 'by-pass' y los que ... no quieren que se amplíe esta autovía de obligado paso para el común de los mortales. Entre los primeros están, naturalmente, los sufridores cotidianos, los que tienen que circular por ahí para ir al trabajo, a casa, a estudiar o llevar mercancías. Por ahí se transportan a todas horas infinidad de cosas que necesitan y aguardan empresas y ciudadanos remotos, de quienes dependen a su vez millones de consumidores, incluidos los que esperan los artículos que han comprado por internet, naturalmente, entre los cuales se encuentran sin duda muchos de quienes son contrarios a que se amplíe el 'by-pass'. Seguramente se oponen porque viven cerca y no quieren más ruidos, o viven lejos y no conocen lo que se cuece a todas en esta parte del mundo, que es de las autovías más saturadas de Europa.
En Les Corts Valencianes ha tenido lugar esta semana un acto político que es reflejo de esta división social, donde unos partidos representan y defienden la idea de que no deben hacerse ni ampliarse infraestructuras que son claramente demandadas por su evidente necesidad (tampoco el puerto de Valencia) y otros partidos que sí están por la labor. Los primeros argumentan para ello razones mediombientales y de lucha contra el cambio climático, el cajón de sastre que ya vale para todo lo que convenga o suene en la dirección preconcebida.
Compromís y Podemos presentaron una proposición para la «urgente paralización y posterior anulación» de las obras de ampliación del 'by-pass' ya aprobadas desde hace años por el Gobierno central y que se han retrasado más de la cuenta por las continuas oposiciones locales. Pero su propuesta ha sido rechazada por la mayoría de los votos del PSPV-PSOE, PP y Vox, en lo que constituye sin duda una noticia de envergadura, porque resulta que, frente a los argumentos de los nuevos ilustrados en contra de quienes suponen desprovistos de motivos razonables, o simplemente por enmarcarlos en 'la derechona', el voto socialista gobernante se ha sumado a los de la oposición y en contra de los propios socios en el Consell. Y ahí cabe destacar las palabras de la diputada del PSPV Sandra Martín, al sentenciar: «La mejor manera de proteger el medio ambiente sería que los seres humanos se acabasen, pero estamos aquí y es necesario que haya equilibrio en todo. La realidad es que hay atascos, accidentes y no tenemos alternativa a esta ampliación». Seguro que los cabreantes atascos también los sufren votantes ilustrados que lanzan votos por la ampliación.
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