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Esto de ponerse hablar el Gobierno de cómo será la España del 02050, más que nada parece una lotería. Por la estructura del número del ... año para empezar, con ese extraño 0 a la izquierda, que es como el primer dígito de un boleto de la suerte, o de la nula suerte, que al final depende del bombo del sorteo, más o menos, y además nos queda tan lejos.
Dice el señor Sánchez que ya saben que en el 02050 hará más calor, habrá menos agua y se tendrán que pagar más impuestos. Y dale que dale. Bueno, puestas así las cosas, muchos de los que estamos por aquí sentimos el relativo alivio de que ya no estaremos para sufrir nuevas penalidades anunciadas.
Es chocante el asunto, mucha gente no sabe aún qué vacuna le van a poner, discuten los supuestos sabios de la tribu si será mejor ésta o la otra para el segundo pinchazo, si conviene retirar aquella de la circulación, si tendrá razón aquel país o el de enfrente, que ya la han quitado de en medio; si podremos salir por la calle un día de estos sin mascarilla o lo alargarán, si le darán más horas de recreo nocturno al personal que está por juntarse e ir al mogollón, si tantos y tantos negocios seguirán abiertos dentro de unas semanas, o si podremos ir de vacaciones o nos quedaremos de nuevo a la sombra del algarrobo... pero ya queremos saber cómo será el asunto en el 02050, así, con un cero a la izquierda, que es un dígito que queda bien para la conformación de boletos de sorteo, pero raro para lo demás, porque todos aprendimos que los años no se escriben así y que un cero a la izquierda no vale nada.
O sea que viene a decirnos el presidente del Gobierno cómo cree que estarán las cosas a 29 años vista, cuando es notorio que gran parte de la audiencia no llegara a tanto, ni mucho menos, y, al mismo tiempo, a los que sí alcanzarán dicha meta, les mete nuevas dosis de inquietud a largo plazo, avisando de nuevas complicaciones, más impuestos y un 7% de paro; que mira que podría haber dicho que habrá empleo de sobra para todos y en paz, ¿qué más daría?
Se ve que los gurús de la nueva modernidad vuelan tan alto que ya no ven a ras de suelo, donde el común de los mortales, al final, como resumen de todo, se mira la cartera y procura elegir, dentro de un orden, lo que le cueste menos. Ha pasado en las recientes elecciones de Madrid: mientras unos anunciaban más impuestos, otros prometían bajarlos, y han ganado estos, por más que a los ideólogos de la otra parte les parezca que han influido los berberechos y las tabernas. Y ahora, con lo del 02050. Más valdría que estuvieran atentos a lo más cotidiano, incluidos los movimientos en fronteras; a los del otro lado sí les funcionan bien sus espías.
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