EL OASIS 'SALVADOS'

La Sexta decidió interrumpir el domingo por la noche, durante un rato, esa conexión en directo con los disturbios en Cataluña en la que vive instalada la cadena desde el pasado lunes. Lo hizo para dar paso al primer 'Salvados' de esta temporada, en el que, por raro que parezca, no se hablaba del 'procés' ni de la sentencia ni de políticos pidiendo la aplicación del 155. El regreso del popular espacio se convirtió en un oasis en una programación que se ha volcado con los altercados producidos tras la lectura del fallo del Supremo. Ferreras, Mendizábal, López, Pardo y compañía han organizado especiales, convocado a tertulianos y enviado a periodistas para cubrir la noticia desde todos los puntos de vista posibles. No podía faltar Revilla, que sirve para comentar cualquier cosa, por improbable que resulte. No es algo nuevo semejante despliegue. Igual que Telecinco tiñe su parrilla cuando se produce cualquier acontecimiento relacionado con el mundo del corazón, La Sexta hace lo propio si se trata de cuestiones políticas. Y no existen demasiadas diferencias en las coberturas: ambas suelen pecar de excesivas, repetitivas y maniqueas.

Lo de que 'Salvados' se percibiese como un oasis no solo tenía que ver con que el tema escogido no rondara el independentismo catalán (abordó el acoso sexual) sino por el tono que conserva este programa, calmado, sin estridencias, fomentando el diálogo pausado. Todo lo contrario de lo que sucede en otros formatos del canal, más empeñados en titulares impactantes y en discursos breves aunque imprecisos.

El espacio televisivo ha cambiado de conductor, pero el estilo, las pretensiones y los objetivos continúan siendo idénticos. Para eso sirvió este estreno, que fue como una especie de declaración de intenciones. No hubo traspaso de poderes. Gonzo tomó las riendas sin aspavientos y sin desentonar con lo que hasta ahora ha hecho Évole. Cada cual cuenta con su estilo, más socarrón el catalán, más formal el gallego. Hace bien el nuevo presentador al actuar de la manera más natural y sin tratar de imitar la actitud de su antecesor. Lo suyo es una rara avis hasta en su propia cadena.