Oltra, Puig y Johnson

Pero observemos el detalle clave: no sólo le ha perseguido la oposición cuando sus mentiras se destaparon, desde un importante sector de su propio partido le han mordido con la saña del sabueso de los Baskerville. Iban a por él, y más allá de las razones puramente egoístas, pues si él caía los relegados de su formación tendrían su oportunidad, existe algo de saludable higiene en el proceso. Aquí, prietas las filas, nadie se mueve pues enfrentarse al jerarca conlleva el exterminio inmediato. Aquí, mucho cuidado, todos obedecen en plan lacayos pues si alguien osa levantar una ceja se le guillotina presto. Los versos libres en nuestra corrala política no tienen sitio. Aquí, el líder manda y los otros asumen la orden mediante diligente cabezazo. La izquierda debería de castigar los pecados de los suyos con notable frenesí, y la derecha debería de adoptar idénticos modales. Pero sucede lo contrario; esto es, defiendo a los de mi bando aunque sean unos chanchulleros pero ataco a los adversarios. Se observa ahora mismo una situación que roza el delirio: Mónica Oltra está acorralada y se defiende panza arriba hasta ya veremos cuándo. Mientras se agarra a la poltrona como la lapa a la roca, Puig consiente. Seguro que disimula, pero ahí yace funambulista, tolerando y tragando, incapaz de tomar la decisión lógica de fulminar a la vice. Igualito que los británicos con Boris Johnson...