No están los socialistas al frente de la Generalitat porque les haya tocado en una tómbola. Es un partido serio, con colmillo y con historia. ... Y con memoria, se le supone. Sin embargo, parece que es selectiva. Cuando la ministra andaluza María Jesús Montero despachó antes del puente de diciembre su propuesta para la futura financiación, en la sede del PSPV tiraron una traca y encargaron unas toneladas de confetti. Como el proyecto era, en realidad, una castaña pilonga que, además, parecía estar escrita en sánscrito, al final le tocó salir al conseller Soler a decir que aquello era la bomba, beneficioso para los valencianos. Siendo muy benevolente, lo cierto es que la situación de la financiación para la Comunitat mejora respecto a lo que hay. «Es un poquito peor y no puedes respirar del todo, pero no pasa nada: es mejor eso que morirse», dijo aquella simpática niña en À Punt cuando le preguntaron por ir con la mascarilla. Pues eso, es un poquito mejor lo de Montero y aún podría haberse dado el caso de que el Gobierno central, en vez de repartirnos un poco más nos asignara aún menos que ahora. Pero es improbable.
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El problema es la expectativa. El Consell del Botánico inició su actividad en 2015 diciendo poco más o menos que, ahora sí, vamos a dar la turra hasta arreglar este asunto. Publicitó sus quejas. Hizo bandera de su talante reivindicativo. El propio Soler dimitió de diputado. Asumieron que los presupuestos valencianos serían una farsa porque incluyen un ingreso ficticio, y han mantenido esa fantasía contra viento, marea y racionalidad contable. Por todo ello, cuando el Gobierno, ya sí, dijo, pues nosotros proponemos tal, el Consell no podía hacer otra cosa que bailar y cantar.
La semana pasada llegó el segundo acto del teatrillo, que incorpora una pieza musical al texto dramático. El Botánico, especialmente los socialistas, han querido esta semana poner cara de póker y liderar la posición valenciana en este asunto. Se han olvidado de todas las lágrimas vertidas por los valencianos antes de diciembre. Han postergado aquella francachela planteada tras darse a conocer el modelo de financiación que propone Sánchez y sus gentes. Ahora, sí, se reconoce, la oferta es insuficiente, confusa, opaca... y no la queremos. Soler y Puig cantan a dúo ese bolero, con Paco Pérez a la guitarra y apuntando desde el Ivie, 'Se me olvidó que te olvidé', con versos muy ad hoc: «Mucho fuiste para mí (...) Hoy tu nombre se me olvida/ Se me olvidó que te olvidé /Se me olvidó que te dejé (...) Como nunca te encontré/ Entre las sombras escondidas /Y la verdad no sé porqué / Se me olvido que te olvidé / A mí que nada se me olvida».
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