Habría que ver si al reparto de 'La la land' le seguían quedando ganas de agitar las caderas, pero lo que tengo claro es que Chazelle se hubiera ahorrado un buen pellizco en costes de producción. ¡Mira que rodar el aclamado atasco que abre su musical en una autopista de Los Angeles cuando las condiciones idóneas se las brindaban Valencia y su V-21! Aquí no le haría falta cortar la carretera o reclutar extras. Tendría un reality show en sesión continua, mañana tras mañana, para realizar cuantas regrabaciones considerara oportunas. Ay, Damien, lo que te perdiste por desafinar en la localización.

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Imagina la escena. Aún no son las ocho y cientos de vehículos están ya atrapados, como penitentes detrás del Ecce Homo, en el acceso a Valencia por la autovía de Puzol. Si hubieras elegido el lunes, el amanecer te habría regalado un cielo de película, enlutado por el temporal, la cicatriz de los relámpagos rasgando un horizonte hostil. Sobre el purgatorio de asfalto, cruce de maldiciones. El coche dormita, el tiempo vuela. Luces de freno visten la ruta de after hour. Los intrépidos se entregan a zigzagueos más trepidantes que los de Pedro Sánchez, transitando del musical al thriller. Con un argumento así Michael Douglas armó la que armó en 'Un día de furia'. Todo por llegar a esa Valencia mutada en El Dorado. El martes, giro de guion. Solecito rico y mediterráneo, luz natural a tutiplén. Piénsalo, hasta habrías podido elegir.

Veintitrés minutos para recorrer cuatro kilómetros a la altura de la salida de Port Saplaya. Y sin que medie accidente alguno. Por testigos, un cronómetro y el cuentakilómetros. Cuánto potencial cinematográfico desperdiciado. Además, como Valencia es generosa nos habría bastado con un humilde guiño en los créditos hacia el patrocinador del vodevil, este alcalde obstinado en frenar la intervención de Fomento para convertir la V-21, qué desfachatez, en una aburrida autovía más. No me busquen la yugular porque no la encontrarán. A defensor de la huerta no me gana ni San Isidro Labrador, pero alimentar esta ratonera para preservar una franja de cultivo es talibanismo. Entre movilidad e inmovilismo media mucho más que un prefijo, camaradas Ribó y Grezzi, lo mismo que entre la competencia y su antítesis.

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