Secciones
Servicios
Destacamos
Que no se vuelvan locos, que está todo inventado. En la mayor crisis mundial jamás conocida por nuestra generación, solo hacía falta seguir los pasos de China, realizar las correcciones adaptadas a la realidad de cada país y tener algo de sentido común. Sin embargo, vivimos en manos de políticos, más expertos en la manipulación y el arte del trinque, que en la gestión efectiva. Y así hemos llegado al punto en el que nos encontramos: confinados en nuestras casas viendo cómo el Titanic se hunde, mientras la Wallace Hartley Band interpreta en cubierta 'Nearer, My God, to Thee'. A las 20 h., aplausos, que no falten, aunque no haya test, ni equipos de protección para los sanitarios. Es más seguro que prorroguen un mes nuestro confinamiento gracias a Ciudadanos, a que nos hagan un test teniendo la sintomatología completa del dichoso coronavirus.
Tal y como vienen los acontecimientos, a Casado sin hacer nada le va a caer el gordo y se va a quitar de un plumazo el partido de Inés Arrimadas, si finalmente ésta cae en el hechizo del presidente Sánchez. Centrémonos por ahora en no bajar la guardia para que unos cuantos no saquen tajada de este grandísimo caos. Porque el caos ¿nace o se hace? Uno ya no sabe si lo generan deliberadamente o lo provocan por ineptitud. ¿Cómo se explican si no, que Wuhan acaba de presentar un plan para hacer en diez días, un total de 14 millones de tests debido a un pequeño rebrote localizado?
Nada que ver con los bandazos de este gobierno, más peligroso que un mono con pistolas. Desde la prohibición de hacer rebajas en el comercio, es decir no dejar libertad para fijar los precios, hasta querer imponer un impuesto especial a las grandes fortunas del país. Atención porque el resultado final de la improvisación no llegará hasta bien pasados unos meses, cuando realmente veamos que el tapón, la incertidumbre en la toma de decisiones y la inmovilidad de las instituciones, den paso a un panorama realmente dantesco. Nadie del servicio público (menos Hacienda) ha previsto nada.
Nos quedan por ver muchas muertes, no asignadas al coronavirus. No tenemos contabilizados los que ya han muerto por imposibilidad de ser atendidos convenientemente. Aquellos que, sufriendo otro tipo de patologías prefirieron aguantar confinados en casa por temor a un mal mayor. Y de esta lista conozco el nombre de un amigo, de un hombre bueno, honesto, trabajador: Sergio Jurado. Vaya por delante mi respeto y mi admiración. Gran padre, mejor abuelo. Él, como tantos otros caídos en esta batalla, descansen en paz.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.