Oxígeno

El presidente del Valencia engordó, el pasado fin de semana, su particular colección de aberraciones deportivas al comunicar a varios jugadores importantes de la plantilla que el Club no cuenta con ellos para la próxima temporada justo antes de jugar un partido decisivo de cara a la posibilidad de cruzar los Pirineos el año que viene. Seguramente debemos cambiar el 'chip' y abandonar la teoría de que 'no conocen los códigos del fútbol' por otra aseveración que, desde mi humilde punto de vista, se ajusta más a la realidad: no conocen esos códigos porque no se interesan en conocerlos. Su infinita soberbia les anima a desafiar cualquier precepto futbolero porque el juguete es 'mío' y hago con él lo que me sale de las narices. Ahora me interesa señalar como culpables a tres o cuatro futbolistas y no me importa que se devalúen o que estén a punto de disputar un encuentro crucial. Decía Voro que, como son profesionales, no cabía establecer una relación causa-efecto aunque la actuación en Butarque deja un amplio margen a la duda. Tan es así que, pese a declarar que no había influido en el partido, el propio entrenador presentó ayer en Mestalla una alineación radicalmente distinta a lo que el común de los mortales podría entender como equipo titular habiendo reiterado en la comparecencia previa que no había que guardar nada para el último partido porque, sin ganar al Español, el de Nervión no sería un partido transcendental. Y mientras Voro salta, extintor en mano, a apagar todos los fuegos que se declaran teniendo siempre cuidado de no importunar al 'señorito'... en otro mal partido de los suyos, ante un equipo colista y descendido, alcanzó para sumar los tres puntos y seguir oteando la 'Europa B' que sigue estando al alcance de la mano porque los competidores por la séptima plaza siguen empeñándose en tendernos una mano para subirnos al tren. Todavía es posible, aunque parezca increíble, y el equipo debe ser capaz de aislarse del disparate que les rodea para centrarse exclusivamente en ganar al Sevilla mirando de reojo hacia donde haya que mirar. Aunque no sirva para arreglar una temporada catastrófica no pueda tapar la absoluta torpeza de quienes ocupan el puente de mando del Club, conseguir el pase a la Europa League atenuaría levemente la caída de ingresos por no jugar Champions y podría contribuir a animar a algún futbolista que se puede subir al barco. Aunque no haya nadie al timón y no se augure una buena travesía, ese barco siempre tendrá el viento a favor de una afición que quiere ver a su equipo arriba y que nunca dejará de empujar aunque el patrón le escupa constantemente desde arriba con la desconsideración y el desprecio que lo hace. El empastre ya está hecho, ahora toca intentar minimizar pérdidas.