Borrar

Como mi papá

ARSÉNICO POR DIVERSIÓN ·

María José Pou

Valencia

Viernes, 13 de noviembre 2020, 07:47

A muchos les resultó extraño que viniera de un ayuntamiento del PP con Ciudadanos y que fuera precisamente el PSOE quien se opusiera y Vox quien pusiera el grito en el cielo. Ocurrió en el Ayuntamiento de Córdoba y fue una campaña institucional en la que se intentaba combatir el maltrato bajo el eslogan «De mayor no quiero ser como mi papá». La reacción fue tan fuerte y polémica que la concejalía de Igualdad se vio obligada a retirarla, si bien el problema no era el mensaje sino la frase y la audiencia potencial que posiblemente no habían sido evaluados como deberían.

El contenido es impecable. Buena parte de los maltratadores se han (de)formado en el maltrato. Lo han visto en casa, lo han sufrido y lo han interiorizado incluso como un mal del que echar mano para vengarse de quienes la usaron. Para ellos, el referente paterno es un lastre y romper esa cadena de mimetismo, una tarea urgente para educadores y asistentes sociales. En su caso, el cartel es una llamada de atención para toda la sociedad que alerta de una realidad terrible: el maltratador que se perpetúa en su hijo.

Ahora bien, quizás una campaña abierta, urbana y sin contexto no sea la mejor opción para transmitirla. Muchos padres y madres se han escandalizado de pensar en las explicaciones que tendrían que dar a los más pequeños de la casa si la vieran. Y, desde luego, el eslogan es impactante y por eso, precisamente, tan inquietante y productor de rechazo social.

No es extraño que haya habido protestas capaces de hacer que el Ayuntamiento retire los carteles. Para quienes hemos tenido un buen padre, es injusto y doloroso ver algo así y querríamos que nuestros hijos o los de los demás se hicieran hombres de bien y de provecho como ellos. Ahora bien, lo preocupante que subyace a la campaña cordobesa es la anulación del modelo paterno entre los hijos, esa visualización, en el cartel, del rechazo del padre por parte de sus vástagos. A eso se une la incomodidad que producen algunos modos de la lucha radical contra el patriarcado. No faltan quienes creen que la figura del padre está en entredicho para el feminismo. De todo hay pero, salvo alguna hipersensibilidad, es universal la convicción de que el padre no puede ser presentado globalmente como alguien perjudicial. Entre otras cosas, porque la mayoría no solo sería incapaz de hacer daño a sus hijos sino que daría su vida por ellos. El mensaje debería presentarse en positivo para animar a los niños a ser como ese padre justo, cariñoso y comprometido que enriquece la convivencia y mejora la sociedad.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias Como mi papá