Papel de fumar

La visita al centro resulta tan interesante como inolvidable. Está ubicado en un chalet de principios del siglo XX, rodeado de un parque con pinos y macizos. El mecenas Juan Castelló Mora donó desde la biblioteca especializada en la fabricación del papel, su historia y evolución, a cuanto ayudara a mantener vivo el proceso de la obtención del papel en los molinos de las orillas del Vinalopó, el río fecundo generador de fuerza motriz que accionaba catorce aceñas desde Banyeres a Bocairent.

Los paneles, maquinaria y objetos documentan desde el origen del papel en China, remontándose hasta el año 105 de nuestra era. Los árabes lo introdujeron en nuestra tierra y los setabenses lo fabricaron como el más perfecto del mundo.

Retomando el tema de los libritos de papel de fumar, se pueden contemplar 1.300 de los siglos XIX y XX que dan fe del gran auge que tuvo el cigarrillo liado con los dedos; labor parsimoniosa, ritual de tertulianos en torno a cualquier mesa de café mientras se hacía una pausa en el juego de cartas o del dominó; también placentero descanso para los jornaleros.

En el Museu de Banyeres de Mariola, se admiran las marcas de papel de fumar que hace un siglo se pregonaban en la prensa, y la ilustración de la portada marcaba los gustos de una época; desde las cupletistas de opulentos pechos y letras de intención erótica a la invasión de jazz cantado por negros.

Permanecen en el recuerdo: Gol, Bambú, Indio Rosa, Pay-Pay, El Dominó, Toro, Sol, y Luz y Sombra. Las fábricas de libritos de papel para fumar derivaron en bolsas para comestibles y rollos de papel higiénico. La vida.