Parásitos

Hacienda somos todos. Todos menos los diputados de Les Corts Valencianes. La crisis económica se llevó por delante las pagas extra, cestas de Navidad y pluses de antigüedad. En los centros de trabajo se acabó el calor y casi todos empezaron a hacer la guerra por su cuenta al grito de sálvese quien pueda. En pleno tsunami, el Parlamento valenciano se convirtió en un resort. Hay tortas para aposentarse en un puesto de salida en cada convocatoria electoral. Sus señorías viven su show de Truman, en un decorado alejado de la realidad. Buena nómina, vacaciones dos meses al año y menú subvencionado. Algunos encadenan legislaturas con el único mérito de un apellido y otros ven pasar su vida agarrapatados en el escaño. De legislatura en legislatura y tiro porque me toca. Al día siguiente de la entrega de los Oscar, la web del periódico destacaba el premio a la película del surcoreano Bong Joon-ho y la sospecha fiscal por los gastos de locomoción de los diputados de Les Corts. Todo cabía en el mismo título: «Parásitos». Es difícil de explicar que un cargo público, elegido por los ciudadanos en las urnas, cobre dos veces por el mismo concepto. Un plus fijo en nómina por distancia y uno variable en función de los viajes a la Cámara. No sé si es fraude pero al menos lo parece. Aquello de la ética y de la estética que llenaba el discurso de Mónica Oltra cuando desde la oposición cincelaba los diez mandamientos de la dignidad. Luego, envuelta en el abrigo del escaño azul, miró siempre hacia otro lado cuando un compañero cobraba un plus distancia que nada tenía que ver con la realidad. Presunta corrupción de andar por casa. Trayectos fantasma se llama. Que no se ofendan los compromiseros, en otros partidos también se dan. Un experto fiscal decía el otro día: «Eso es robar». Yo, para no pillarme los dedos, lo dejaré en engañar. En la endiablada coletilla de «en todo caso» de la Ley del IRPF cabe que sus señorías no tengan que tributar por sus gastos de desplazamiento aunque lo cobren dos veces. Un trabajador normal como usted no tributa si su empresa le paga los gastos de locomoción a 0,19 euros el kilómetro recorrido. A partir de ahí, a pasar por caja. Hacienda somos todos menos los cargos electos, que lo ingresan limpio pese a que los falsos trayectos de algunos de casa al hemiciclo estén a la orden del día y a 0,32 euros, casi el doble de lo que cobra un mortal. En Andalucía pillaron a un sujeto de Ciudadanos que, además de cobrar la dieta parlamentaria por el viaje de ida y vuelta de Almería a Sevilla, sumaba un extra como piloto de BlaBlacar. En la Comunitat hay cargos con el don de la ubicuidad o del birlibirloque para cobrar dietas. Los paganos llenamos la nómina de muchos cargos públicos que no tributan parte de sus pluses. Y lo que es peor, se revolverán para no tener que hacerlo. No engañan todos los que están pero todos saben quiénes son y habrá que ver si se dan por aludidos.