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Mi madre, que se acerca a los 80 años, dice de tirón la retahíla de los reyes godos. Sin inmutarse. Es hija de la época ... del florido pensil. Tiene esa foto de alumna aplicada con un mapa de España por trasera mientras te imaginas de sonido de fondo la repetición rutinaria de conocimientos para asimilarlos por memorización. Un ejemplo grueso para recordar la manera arcaica de educar pero que sobrevive todavía hoy en determinados ámbitos educativos y universitarios de la Comunidad Valenciana. Está claro que incurro en una generalización porque el mundo de la universidad engloba muchos ámbitos, distintas necesidades y enseñanzas pero es evidente que empiezan a saltar alertas que hay que escuchar.
En la era de la globalización, de la inteligencia artificial, de la universalización de la información, de la transformación digital y el metaverso, conviven entre nosotros profesores que se emperran todavía en emplear ese arcaico procedimiento doblegando talentos de alumnos más que brillantes que se ven obligados por frustración a irse a otras universidades. Y eso está pasando en Valencia.
Y algo no va del todo bien en las universidades valencianas en general, y en la Universidad Politécnica en particular, si una de las principales empresas multinacionales instaladas en la Comunidad y generadora de empleo multidisciplinar pero esencialmente de ingenieros, advierte de que el sistema educativo es deficiente y que «no nos está proveyendo del talento adecuado». Decía algo más importante, echaba en falta la formación integral del individuo. Iñigo Parra, presidente de Stadler Valencia, ha puesto voz a un grave problema que todos sabemos que existe, somos conscientes que es real y que hay que afrontarlo -los propios profesores los más interesados sin duda- pero que no resolvemos y que requiere de una solución inaplazable. Debemos revisar el modelo, ofrecer nuevas soluciones formativas, más cercanas a la realidad o las necesidades del mercado laboral. Aparcar la endogamia, los ratios o el redondeo de notas y fomentar el talento, el esfuerzo y los objetivos particulares sacando lo mejor de cada alumno.
Porque los cerebros talentosos del futuro se forman antes en nuestras universidades y es ahí donde tenemos la obligación de ofrecerles la mejor formación. Motivadora. Si no somos capaces de ofrecérsela se irán. Son fugas de conocimiento y de talento inasumibles. Se irán en busca de esa formación que les asegure un futuro mejor. Un empleo de calidad. Deben sentir la seguridad de que lo que están aprendido responde a la realidad laboral que se van a encontrar fuera. Si no el resultado de su esfuerzo intelectual será estéril. Como saberse los reyes godos hoy.
Hoy se sientan a reflexionar convocados por el director de LAS PROVINCIAS, Jesús Trelis, los rectores y directivos de las principales universidades valencianas públicas y privadas. No puedo estar más de acuerdo con esta iniciativa para poner el foco en ámbitos como la educación que requieren de una reflexión profunda para avanzar. Mejorando. Y más después de la terrible pandemia que atravesamos. Parar, repensar, reconocer errores, aprender y seguir adelante.
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