El Pativel se tambalea

Cualquier película de boxeo nos puede servir. Quizá las escenas de combate de 'Toro salvaje' de Martin Scorsese. Rodada en blanco y negro para, entre otras razones, minimizar la crudeza de los combates, la cinta nos enseña hasta donde puede llegar el castigo que recibe un boxeador. Pero también 'Rocky' o la más clásica 'Más dura será la caída'. Todas estas muestran a los protagonistas bajo una lluvia de golpes que aguantan como estoicos fajadores.

Es una imagen que bien se puede aplicar a lo que estos días está pasando con el Plan de Infraestructura Verde del Litoral (Pativel). El proyecto estrella del urbanismo del Botánico, diseñado para marcar distancias con sus predecesores del PP, está recibiendo un castigo que difícilmente Jake La Motta, Rocky Balboa o Toro Moreno podrían soportar.

El aluvión de sentencias del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat (TSJ) se parece a la cascada de golpes que reciben estos púgiles. Uno detrás de otro los hace tambalearse, aunque sin terminar de caer. Y es revelador de lo que está sufriendo el Pativel.

La norma urbanística nació en medio de la polémica con continuas protestas de los propietarios afectados y de numerosos ayuntamientos de todos los colores políticos. Ya se sabe que quien siembra vientos, recoge tempestades. Y en esas estamos. Con el TSJ soltando directos a la mandíbula.

El actual equipo gestor de la Conselleria de Política Territorial ha recibido una herencia envenenada de su antecesora en el cargo, María José Salvador. Sin llegar a entrar en el fondo del documento, el TSJ ya ha revelado en cada uno de los fallos publicados hasta ahora, y se han presentado más de setenta recursos, diversos defectos que comprometen su viabilidad.

El TSJ ha publicado una veintena de sentencias y todas en el mismo sentido. Anula el Pativel por defectos de forma. Los fallos destacan que se han omitido los informes de género, infancia, familia, ambiental y económico-financiero.

Es al menos llamativo considerar que una administración que ha impulsado la legislación de género e incluido la necesidad de presentar estos informes en las programaciones urbanísticas se haya llevado una pequeña reprimenda de los magistrados por no adjuntarlos al expediente y, además, aducir que no es necesario.

Más grave es que tampoco se haya añadido un informe económico y financiero y más con las repercusiones monetarias que una norma de estas características puede arrastrar.

Los magistrados también ponen el dedo en la llaga al advertir que la normativa no cuenta con un informe ambiental ni se han estudiado con profundidad las distintas alternativas que se presentan.

Es cierto que todos estos motivos son defectos formales y que los jueces no han entrado a valorar el fondo de la normativa. Estos les han bastado para decretar la suspensión. Y son también el clavo ardiendo al que se aferra la conselleria. Es la argumentación que no se cansan de repetir. Pero a la vez puede ser el problema porque si profundizan quizá los magistrados encuentren otros motivos de nulidad.

La realidad es que la conselleria se enfrenta a un calvario judicial en los próximos meses. No se puede despistar y va a tener que recurrir uno a uno los más de 70 recursos que los afectados han presentado. Si uno se escapa, el Pativel será historia. Y si sobrevive, todavía puede repetirse el vía crucis si los jueces aceptan estudiar el fondo. El proceso puede ser así eterno, pero quizá sea esta la forma de que el plan pueda sobrevivir más tiempo. Ironías del destino.