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Los amigos independentistas del presidente Sánchez están de uñas. Había prometido escucharles y, pese a que tiene fama de faltar a la verdad, al parecer ... ha cumplido. Nada menos que sesenta personas del círculo independentistas han sido escuchadas ¿El problema? Esperaban sentarse en el Palau de la Generalitat, cara a cara frente al estado español, y habrían sido escuchados a distancia y a traición, por medio del potente programa de espionaje Pegasus, capaz de infiltrarse en los móviles sin dejar huella. Qué ironía. Pese a que no hay pruebas concluyentes de la autoría, Pere Aragonés atribuye al gobierno español el espionaje, y, con el apoyo de UP, ha pedido explicaciones. Los socios, empezando por Echenique, una vez más a la deriva. Sánchez no da tregua. El diario The New York Times, que ha hecho público el caso, lleva años informando sobre los peligros de Pegasus. Creado por empresas israelíes, ha cumplido nobles misiones como ayudar a capturar narcotraficantes, pero también innobles. Solo los gobiernos tienen acceso a este programa de inteligencia.

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