Se cuenta que era el caballo de Zeus. El dios del Olimpo nombró a su equino alado portador del rayo y el trueno, exponentes de su poder. Y decidió que se transformara, además, en una constelación que observaría a todos desde las alturas. La mitología ... griega nos legó las fascinantes aventuras de Pegaso. Qué mejor historia que una metáfora, debieron pensar los fundadores de NSO Group, los israelíes Niv Carmi, Shalev Hulio y Omri Lavie, para nombrar a la criatura que engendraron hace una década. Una herramienta capaz de infiltrarse en las tripas del teléfono de cualquiera sin dejar rastro. Pegasus ha noqueado incluso a los métodos de espionaje más sofisticados. Desde que este software se puso en circulación, según sus creadores para luchar contra el crimen organizado y el terrorismo, ha estado vinculado al escándalo. Es solicitado y al mismo tiempo temido por los organismos de vigilancia de todo el mundo.
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Tradicionalmente el trabajo de los espías ha sido confidencial. De ahí su vital empeño por encriptar los mensajes con códigos indescifrables para el enemigo. Ha habido numerosos líderes sobre los que se ha publicado la sospecha de que fueron espiados. Angela Merkel, Emmanuel Macron o Boris Johnson son algunos de los más recientes. Sin embargo, ninguno lo confirmó o lo desmintió. Hasta ahora los mandatarios habían guardado silencio sobre estas cuestiones reservadas. El sigilo sobre asuntos de esa naturaleza se había mantenido como un dogma. Se priorizaba mantener bajo alto secreto las materias susceptibles de ser alto secreto por motivos, obviamente, de seguridad.
El otro día, la portavoz Isabel Rodríguez dijo: «¿Somos el primer Gobierno que lo denuncia? Sí». Que la presidencia de un país airee públicamente un boquete de seguridad tan estratosférico -como para robar dos gigas y medio de documentación- en el móvil del jefe del Ejecutivo y lo haga disparando directamente contra el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) encargado de velar por la seguridad nacional, desconcierta. Preocupa mucho más que se nos diga que no se sabe ni quién ha sido, ni qué datos se han sustraído. ¿Cómo es posible que el dispositivo del presidente no cuente con protección de alto nivel frente a intrusiones? Se conoce que ha sido espiado, ¿y se desconoce por quién? ¿Por qué se nos cuenta ahora, tras estallar el denominado 'Catalan Gate'?
Los socios de Sánchez le exigen que sacrifique a Margarita Robles, también espiada. «Todo está en las normas, todo está en la ley, eso es lo que pasa en democracia». La ministra, activando ventilador, se defiende señalando a Félix Bolaños como responsable del control del terminal del presidente. Pegasus además de abrir un agujero de seguridad y credibilidad, ha provocado una brecha en la parte socialista del Gobierno. Y con la cuenta atrás para las elecciones en Andalucía.
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