Vivimos unos momentos en los que la incertidumbre está presente en todos los aspectos de nuestras vidas. Nada está claro, poco sabemos de lo que nos deparará el futuro en lo personal y muchos también en lo profesional. La vida, mi vida, no quiero generalizar porque espero y deseo que muchos tengáis un futuro cierto, se paralizó ya hace más de un año. Las manecillas del reloj dejaron de correr y las hojas del calendario no cambiaron de estación porque todo en mi vida parecía no querer avanzar. De lo que estoy convencida es de que hemos hecho, y aquí sí que os incluyo, un esfuerzo enorme que ha supuesto un gran sacrificio para avanzar y llegar al momento en el que toca poner en el calendario la hoja del verano y arrancar de cuajo todas las anteriores. Es para entonces cuando nuestras vidas volverán a cobrar sentido, volveremos a tener ilusión por la vida y creeremos que algo bueno está por llegar. Dicen que lo peor ha pasado y yo digo que ¡ojalá! Durante esta travesía muchos han intentado hacer vida normal dentro de lo anormal de la situación. Otros simplemente no hemos podido. Pero nos quedan fuerzas para este último tramo de la escalada. No ha sido fácil vivir estos meses casi en soledad y en silencio. Sin poder compartir abrazos y palabras sentados junto a un café o en torno a una mesa con amigos. Pero aquí estamos. Seguimos peleando y más cuando a mi madre le han puesto la segunda dosis de la vacuna y tiene más ganas que nunca de vivir por todo lo que le han quitado y por todos los que la queremos. Os pido disculpas por hablar más de sentimientos que de fútbol, pero creo que esta columna me ayuda también a compartir lo que estamos viviendo y siento que, de alguna manera, me leéis y estáis ahí y eso me reconforta. A poco de más de dos meses para que acabe la Liga parece que estaremos tranquilos en lo deportivo y que la sombra del descenso ha desaparecido. Eso sí, la sombra de Meriton sigue siendo alargada. No hay que relajarse. Poco se habla de la vuelta a los estadios y creo que se debería. El otro día vimos cómo en el Palau Sant Jordi de Barcelona se hizo una 'prueba piloto' con más de 5.000 personas en un concierto. Yo me pregunto si no se podría también hacer esa prueba en un campo de fútbol que, además, es al aire libre y donde las distancias están aseguradas. Además, esta temporada no estamos para dar saltos de alegría, y eso también cuenta, es más seguro. Espero y deseo que nos dejen volver pronto a Mestalla. Es una rutina que necesitamos retomar para volver a sentir. Son pequeños detalles que nos dan vida.

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