Pequeños cantaores
ARSÉNICO POR DIVERSIÓN ·
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Hasta que llegó García Lorca, los gitanos y su flamenco eran como los negros y el jazz, los bufones de los señoritos. La gente bien los miraba por encima del hombro y no dejaban a sus hijos que se juntaran con ellos, pero permitían que ... animaran sus fiestas, porque eran únicos cantando y bailando. Lorca elevó el cante jondo al Olimpo de las artes y los gitanos poblaron sus obras con naturalidad y orgullo patrio. No fue el único, pero sí el más notable. Desde entonces, España vive una curiosa ambivalencia hacia ellos. Todavía le cuesta aceptarlos, pero los sabe poseedores de un parte esencial del alma nacional. Y esa convicción sigue asomando cuando se trata de arte. Por ejemplo, en cada programa televisivo de talento musical.
En España tenemos una larga tradición de concursos para cantantes noveles o aficionados. Posiblemente es una de las fórmulas más exitosas desde los comienzos de la radio y luego la televisión, como 'Micrófono para todos' en Radio Barcelona en plena República o 'Gente joven', en la Televisión Española de los 70. Recientemente asistimos a otro boom con 'Operación Triunfo' o 'La Voz', éste último, con versión infantil, que tiene un punto tierno muy acentuado.
En casi todas sus ediciones llama la atención la presencia del flamenco, especialmente interesante cuando se trata de los niños. A menudo, los jueces se fijan en esos pequeños cantaores ya sea por vinculación, como Rosario Flores o Bisbal, ya sea por un intento de empaparse de lo 'español' cuando el juez es foráneo, como el colombiano Sebastián Yatra. Lo curioso, en cualquier caro, es cómo en el propio programa se hace ver que el flamenco es nuestra raíz musical más potente y se invita al extranjero a que lo sienta.
Pero más significativo es contemplar la presencia de esos pequeños talentos, su formación en casa, el entorno musical de la familia y la sensibilidad hacia la música que han vivido desde pequeños. Es una lección constante que las familias gitanas nos ofrecen a través de esa pequeña ventana de los talent show: el conocimiento de sus raíces, el orgullo de pertenencia, el respeto por los mayores que han transmitido ese saber y el intento por contribuir a hacer grande su arte. A menudo pasan inadvertidos esos valores cuando no son caricaturizados y, sin embargo, son un tesoro que no resulta fácil encontrar. Tampoco es frecuente la presencia de gitanos en televisión cuando no se trata de un contexto musical. En eso no hemos avanzado lo suficiente desde los tiempos de Lorca, aunque los consideremos la encarnación del alma española.
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