Por piedad, usadlos

Estoy en condiciones de desmentirlo: no llevan ningún chip oculto. Ni sirven para monitorizaros el pensamiento, ni para inocularos la idea del suicidio o, lo que es peor, la ideología trans, o vegana, o antitaurina. Podéis estar tranquilos, no son vacunas disimuladas. No, no se pegan a la piel o a las encías filtrando sustancias que os pueden convertir en esclavos sexuales de Bill Gates o de Hillary Clinton, y fijo que a Bill y Hillary eso tampoco les apetece nada. Además, está por demostrar que se trate de productos extraterrestres. Ignoro si los egipcios disponían de exquisiteces parecidas y si en alguna pirámide se han encontrado delicias similares, aunque tengo claro que eso no demostraría que se trate de ingenios reptilianos. Ya sé que alguno pensáis que los pájaros no existen, que se extinguieron en los 70 y que lo que ahora consideramos pájaros en realidad son drones del Gobierno para vigilaros y no lo discuto, puede ser, con este Gobierno..., ¿quién sabe?, pero en nuestro caso os aseguro que el bien para la humanidad del que hablamos no sirve para espiaros. Que nadie piense que son inventos de la CIA o de los rusos; su publicidad, distribución, venta y empleo quedan fuera de lo que se considera guerra híbrida.

Y menos aún valen para envenenaros. Ni hablar del peluquín, ninguno va a caer muerto por hacer el uso moderado al que os conmino. Ni se os pondrán orejas de soplillo, mamas que sería políticamente incorrecto calificar o color gusano de jardín. Ah, ya sé por dónde vais..., lo leo en vuestra cara de mamacallos, zurzefrenillos que sois..., pues que tampoco, que no, segurísimo que no os producirán impotencia. A ese respecto, la que os corresponda seguro que antes tiene que ver con presumir de trípode viéndoos sólo un pico de botijo al miraros los pies en la ducha. No se ha descrito ningún tipo de efecto secundario y hablamos de algo que usan millones de personas, menos vosotros. ¡Menos vosotros, mangurrianes, más que mangurrianes!

Que neguéis la redondez de la Tierra, la existencia del Covid, o la muerte de Michael Jackson..., no nos afecta a los demás, pero vuestro contumaz negacionismo respecto a la pasta de dientes y al desodorante, especialmente cuando vuelve la calor, es una crueldad. No os imagináis el daño que vuestro aliento, ahora que nos han quitado las mascarillas, y el cante de vuestros alerones pueden llegar a producir en un autobús o en la cola del súper. El cepillo de dientes y el desodorante están ahí; por piedad, usadlos. No más negacionismo del buen olor. Ir limpio no es como coger la viruela del mono, os lo prometo.