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LOS PLATOS DE NOCHEBUENA

Marea baja ·

Álvaro Mohorte

Valencia

Domingo, 22 de diciembre 2019, 08:44

No hay navidades más intensitas que las de las películas norteamericanas. Unifamiliares engalanados hasta el tejado con trineos tirados por renos y orondos Santa Claus que cargan enormes sacos con regalos. Pueblos a reventar de guirnaldas donde pequeñas corales entonan alegres villancicos por las esquinas y padres desaforados intentan encontrar la muñeca más deseada por sus retoños. Por suerte, este atracón de azúcar del que sólo se debe escapar de la quema '¡Qué bello es vivir!' también ha traído algunas oportunidades para ser testigos de su reverso.

Ese simpático animalito para regalar que compraste a última hora en la tienda del chino y que resulta ser un Gremlins; ese casoplón que vas a desvalijar en un barrio rico y te encuentra con Macaulay Culkin solo en casa; esos fantasmas que atacan al jefe; esa visita inoportuna de un policía al piso 30 del Nakatomi Plaza y que convierte el rascacielos en una jungla de cristal; o ese viejo roquero que recupera la fama con un éxito navideño, pero decide dejar el fiestón de Elton John para irse a celebrar la Nochebuena con su 'manager' y compañero de desventuras de toda la vida en un pequeño apartamento del extrarradio de Londres... Bueno esta última es 'Love Actually', pero su crueldad reside en que no nos dan ni unas navidades de tregua para echarla de menos.

En España la nómina de películas navideñas es más bien corta y en lo que se refiere a giros inesperados habría que fijarse en 'El día de la bestia'. Y eso que casi cualquier sobremesa navideña puede llegar a tener todos los elementos para la batalla, teniendo en cuenta la negociación del pacto de Gobierno, Sánchez y Esquerra, Torra y Puigdemont, Ribó y Grezzi, combustión o chispazo. Mientras, todo este ruido agite las bolas del árbol de Navidad y la vida sigue apuntando hacia un 2020 que no pinta bien.

El INE apunta que el producto interior bruto (PIB) valenciano cae dos décimas frente al del año pasado y queda en el 1,9%. Si a esto le sumamos la incertidumbre política al no tener gobierno en Madrid y con los socios de los pactos de gobierno de Consell y Ayuntamiento a gorrazos, igual tendría que ser otro el motivo de las preocupaciones familiares.

Mucho lector ya sabrá que en España sólo se crea empleo con un crecimiento económico por encima del 2% y el que se puede generar por debajo es (poco) pan para hoy y mucha hambre para mañana. De hecho, Casa Caridad y Cáritas advierten de la proliferación de trabajadores pobres, que tienen que acudir a los servicios de beneficencia aunque dispongan de un puesto de trabajo mal pagado.

Pero claro, para coger este toro por los cuernos se requiere algo más que frases pomposas y actitudes teatrales y me temo que, un año más, como en las cenas familiares, unos seguirán discutiendo, mientras otros tendremos que lavar los platos.

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