Los políticos son de todos

«Si viniese a mi programa yo no me quejaría», afirmaba el periodista. En esto disiento. Nos afecte o no todos los profesionales deberíamos denunciar estas discriminaciones, porque lo que no nos repercuta hoy, nos repercutirá mañana.

No descubre nada el conductor del magacín matinal, porque es desgraciadamente habitual que los políticos tomen determinaciones en función de sus intereses políticos.

El pasado fin de semana el gobierno de la comunidad de Madrid adoptó dos decisiones en las que claramente no se pensó en el bien de los ciudadanos sino en lo que conviene o no al político del turno. Durante la entrega de los premios Goya los familiares de Carlos Saura agradecieron los cuidados que los médicos habían dispensado al cineasta durante sus últimos meses de vida. Los premios del cine español homenajearon al director recientemente fallecido y su pareja e hijos quisieran acordarse de todos lo que se habían preocupado y ocupado de él. De manera bastante educada la actriz Eulalia Ramón pidió a los que tienen competencias que cuidasen la sanidad. No lo hizo sin justificación alguna, acababa de hacer referencia al equipo de Paliativos que había atendido a Saura. La cuenta oficial en twitter de la Comunidad de Madrid y la de Díaz Ayuso se dieron por aludidos y contestaron de manera partidista a la viuda, un gesto de pésimo gusto teniendo en cuenta la reciente pérdida y el contenido de su discurso.

Demostraron que los políticos no dejan de ser políticos nunca, como deberían, para convertirse en gestores.

El domingo, también en Madrid, se celebró una manifestación en protesta por la gestión de la sanidad pública. Fotógrafos y cámaras solicitaron poder retratar a los manifestantes desde la terraza del Palacio de Cibeles, pero el Ayuntamiento denegó la petición. Argumentaron que solo se permite algo así «de manera excepcional», pero no indicaron en base a qué, puesto que en otras protestas ciudadanas sí se ha dejado subir a los medios de comunicación para que realicen su trabajo. No hay explicación oficial sobre por qué a veces sí y otras no, pero no es difícil adivinar que tiene mucho que ver con el objeto de la protesta.