Compromís está ahora con los socialistas en el Gobierno igual que los populares en los juzgados hace unos años. Están en una disyuntiva.
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Cuando a ... un dirigente del PP le llamaba un juez y le decía, oiga, usted sabe algo de esta mangarrufa que ha hecho menganito (un subordinado suyo o un compañero de partido, pongamos Blasco), pues el popular tenía dos opciones: admitía que sabía que había alguien metiendo mano en la caja o se hacía tonto. Así, o quedaba de cómplice o de bobo. Mejor lo segundo y paseando por la calle que no lo primero y tomar el sol en el patio una vez al día después del bis a bis.
Hasta que vuelva el PP, que lo hará algún día, el testigo del dilema lo carga Compromís. La coalición es socia de los socialistas en el Consell y les dan cobertura en el Congreso de los Diputados. Ya se sabe que el PSOE dispone de una cantidad de buenas palabras inversamente proporcional a las acciones positivas que son capaces de ejecutar en beneficio de la Comunitat. Camps repetía machaconamente (cuando gobernaba Zapatero, luego no) que los valencianos recibían financiación con si fuéramos cuatro millones, y resulta que somos cinco. El timo a la Comunitat, por tanto, viene de lejos, y ahora lo perpetran los socialistas. Ante ello, Compromís tiene dos opciones: quedar como un pagafantas o ponerse burro. La coalición podría decirle al Gobierno, mira Pedro Sánchez, coges tu presupuesto para este año, del que no vas a ejecutar ni la mitad de la mitad, y te lo metes por donde te quepan un dedo o dos. Sería un hermoso gesto, por gallardo y, literalmente, singular, pues después de eso el señor Baldoví podría volverse al Mareny de Barraquetes a cultivar el garrofón que tan bien le crece. En Madrid, el diputado de Compromís no tendría ya nada que rascar y en la tele no le llamarían ni cuando Paz Padilla coge un berrinche y se va del plató. Así que en Compromís prefieren escenificar un drama en dos actos. En el primero ejercen de pagafantas, ayudan a Sánchez a llevar su colchón a la Moncloa o se reúnen con Montero y nos cuentan que todo va a ir fenomenal y que no nos preocupemos que ellos sí son útiles y han apañado ya lo de la financiación. Segundo acto: no hay financiación, no hay deuda histórica, no hay incremento en la corresponsabilidad del pago de la dependencia y viene la ministra de los Cercanías para anunciar que su plan consiste en apuntarse a baile flamenco para zapatearnos la cara. ¿Y ante eso? En Compromís supuran indignación, se tiran del pelo, claman «traición, traición», alegan que han sido engañados y advierten de que como se enfaden, uy como se enfaden. Total, que mejor traicionado y pagafantas que en casa pintando la mona.
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