Lo que hizo Anil Murthy con el presidente de la Generalitat es lo mismo que ha hecho con la afición del Valencia. Faltarle al respeto. Por tanto, nada debe sorprendernos. Cree tener una superioridad moral sobre todos. Eso le dota de peligrosidad. Porque actúa sin desasosiego alguno después de cada acción. Y ha tenido muchas, a cada cual más lastimosa. Ya lleva suficiente tiempo aquí para saber lo que significa presidir el Valencia. Dudo que conozca a algún antecesor suyo. Sospecho que no sabrá quién es Luis Casanova y cuál fue su legado. Temo que si alguien le nombra a Arturo Tuzón le suene a chino. Así todas.
Publicidad
Ser presidente del Valencia, de la sociedad civil más importante de la Comunitat, tiene tantos privilegios como obligaciones. Una de ellas es la honorabilidad. Alguien que se presenta en una reunión ante el representante de la región en la que vives y trabajas, al menos debes tener la dignidad de prepararla, cuando encima la solicitaste tú. Visto el tono de la conversación, Ximo Puig decidió ventilar la cita en media hora. Para qué perder tiempo. Y ya no se pudo callar. Aludió a la ausencia de crédito y de credibilidad.
Dicen que las verdades duelen. Pero como debe creerse un ser superior, promovió desde la cuenta oficial del Valencia un durísimo comunicado contra Puig. Nadie le puede negar una crítica -la libertad de expresión por encima de todo-, pero que el presidente de la entidad de Mestalla aluda a la gestión contra la pandemia que ha golpeado a tantas familias es rastrero. Además, la compara con las acciones que ha tomado el club, todas ellas bien publicitadas con fotos y vídeo. No hay nada más ruin que alardear de las obras sociales. Se hacen por gusto, no por sacar rendimiento de marketing.
Y sigamos con la falta de respeto. A once mil kilómetros está montado un cambalache para que un amigo de Lim aleje de los focos y de las críticas al magnate sin, parece ser, perder su condición de máximo accionista. El príncipe de Johor asumiría la gestión de la entidad. Pero los aficionados se han tenido que enterar por las redes sociales del susodicho. El ninguneo a los verdaderos dueños del Valencia es insultante. El sentir blanquinegro lo expresó la plataforma 'De Torino a Mestalla': «El más profundo rechazo y rotunda oposición a que nuestro club sea tratado como moneda de cambio en una posible transacción entre amigos y socios». Pues eso es lo que parece sin que nadie en Valencia pueda hacer algo. Juegos de monopoly mientras el club se desangra, mientras la amenaza de la causa de disolución está a un paso. Hay quien apuesta por una refundación. Lo que sea para liberarse de un grupo que ensucia a un club modélico.
Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.