Las primarias en los partidos es un elemento importado de Estados Unidos que, como muchas de las cosas que copiamos de la metodología americana, habita ... en nuestra sociedad como un pulpo en un garaje. No es un problema de la política únicamente. En el mundo del periodismo también somos muy dados a pensar que podemos copiar las cosas de allí, pero chapuceando como siempre. Otro día y otros expertos, que hablen del oficio este de juntar letras, yo, bastante que lo sobrevivo.
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El caso es que las primarias están comenzando a llegar, como el otoño. Se anuncia su advenimiento, pero con la boca pequeña porque, realmente, las primarias son una tortura para el sistema patrio de partidos. En los EE. UU. se tolera el asunto porque ser demócrata o republicano es más aleatorio que en estas tierras, que nos lo tomamos todo con mucha más intensidad. Además, son partidos, los de allí, con un periodo de letargo mucho más profundo que el vivido por estos lares, donde no asistir a unas jornadas interparlamentarias puede interpretarse como un desafío al líder, como poco. En definitiva, que se puede ser demócrata o republicano y apoyar a este fulano o a aquel mengano. Amiguitos, aquí eso no se estila. O se está con el líder de la manada o no se está en ningún sitio. De ahí que las primarias se digieran fatal. Las cuchilladas habituales, pero en público. Un auténtico desnudo integral de la lucha habitual por el poder. Así pues, mejor sin primarias.
De hecho, todos los partidos, pero todos, las anuncian en nuestra cara pero las intentan diluir a nuestras espaldas. En Ciudadanos se pregunta y ni siquiera te dan una fecha, será porque el tiempo es relativo. En Compromís, que estaban orgullosísimos de tener las primarias más abiertas del universo, ya han hecho todo lo posible por minimizarlas. En Podemos, otro tanto, sin esperar a Yolanda Díaz, cuyo supuesto proyecto se ha convertido en la castaña pilonga más indigesta de la política española en lo que va de año. Los socialistas, pioneros del asunto, ya establecieron en su momento que si el que manda quiere seguir al frente de la movida, mejor no tocamos nada no lo vayamos a fastidiar. Y en el PP, bueno, es que lo de los populares con las primarias es una relación prácticamente imposible después de aquella amarga experiencia que dio con Casado en la última planta de Génova. ¿Y entonces? Pues para lo que han quedado las primarias es para intentar resolver lo irresoluble, hacerse publicidad y aparentar una democracia interna que los fontaneros de los partidos sabotean de manera pertinaz... Con el 'dedazo' vivíamos mejor. O por lo menos, sin tantas ganas de tomar a la gente por tonta.
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