El Princesa de Asturias para Mortadelo y Filemón
UNA PICA EN FLANDES ·
ESTEBAN GONZÁLEZ PONS
Domingo, 27 de diciembre 2020, 07:48
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UNA PICA EN FLANDES ·
ESTEBAN GONZÁLEZ PONS
Domingo, 27 de diciembre 2020, 07:48
Si F. Ibáñez hubiera sido francés sería el puto amo. Pero como es español tuvo que empezar de botones en el Banco Español de Crédito, compatibilizar sus inicios como artista con un puesto de administrativo, trabajar sin descanso y bajo presión, esquivar la censura, perder el derecho a seguir dibujando sus personajes, ver cómo se publicaban tebeos sin su firma, recuperar esos derechos de autor, volver al tajo, conectar sus historietas con la actualidad y quedarse por ahora sin el galardón gordo que se le debe. Mortadelo y Filemón son nuestros Astérix y Obélix. Las diferencias entre una pareja y otra reflejan bastante bien cómo nos vemos los españoles y los franceses ante el espejo. Los agentes de la TIA pierden todas las batallas, se llevan los bofetones y son objeto de broma. Los galos, por su parte, ganan las riñas, poseen una poción mágica para dar puñetazos y en sus álbumes la risa la provocan los romanos (pobres romanos). Conclusión: España no se quiere y Francia está enamorada de sí misma. Pues, por una vez, finjamos que no somos de aquí y hagamos algo bien. Cuando el socialista Ibán García del Blanco me llamó para decirme que deberíamos proponer a F. Ibáñez para el Princesa de Asturias de las Artes, respondí: «O eso o el Cervantes, no aceptes menos». Pensadlo, Don Quijote es Mortadelo sin gafas, o al revés, y Sancho Panza es Filemón. El Quijote y Mortadelo nos representan, ambos recogen la esencia de aquello en que consiste ser español: carnaval, picaresca, caricatura. No es que el cómic español merezca ser reconocido con un gran premio de las artes, que eso también; ni que avergüence ver cómo Bruselas se rinde a Tintín mientras que Pepe Gotera y Otilio, Rompetechos, el botones Sacarino o 13, Rue del Percebe, pasan desapercibidos en Barcelona y no digamos en Madrid, que eso, además; se trata simplemente de que F. Ibáñez es uno de los creadores más fecundos de los últimos cien años y que sería justo que se lo dijera la princesa de Asturias.
Mi generación y todas las que han venido después aprendieron a leer y a comprar libros con 'El sulfato atómico', 'La máquina del cambiazo' o 'Valor y... ¡al toro!'. Yo, en los ejemplares de tapa dura de mi tío Guillermo. Luego, claro, vino la colección Joyas Literarias Juveniles y para mis hijos Harry Potter, pero antes, siempre antes, Mortadelo y Filemón. El primer autor que habrá leído en su vida el próximo Nobel de Literatura español será F. Ibañez, sin ninguna duda, que ese día no tengamos que escondernos en el desierto del Gobi en plan profesor Bacterio. No seamos berzotas.
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