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El precio de la electricidad sigue batiendo récords mientras las Administraciones dan la impresión de continuar impertérritas ante una escalada que parece no tener techo ... y adquiere niveles escandalosos para el común de los paganos. Porque se acepta que se ponga por las nubes lo que escasea, pero no se entiende que, a estas alturas, en el mundo hipertecnificado que vivimos, pasado el tiempo se mantenga la teórica escasez y, sobre todo, no lleguen decisiones para remediarla. Más aún cuando sabemos que el precio de todos los kilovatios que consumimos lo marca la generación con gas, que está caro, pero es sólo una pequeña parte del total. No tiene sentido que el coste de una parte marque el precio de todo. Una regla injusta que nadie se explica, ni altos cargos del Gobierno que en ocasiones la han criticado, pero, sin embargo, se acepta y nadie la cambia. Ni en Madrid ni en Bruselas. Para escudarse todos a continuación en que «es el mercado». ¿Y quiénes componen el mercado? Los de a pie no.
El presidente del Gobierno prometió hace meses que, al terminar este año, el precio medio del recibo de la luz estaría a niveles de 2018. Pero llegados a las fechas anunciadas nada hay en el horizonte que haga presumir que el problema se relaje, sino todo lo contrario. Sigue la subida. En algunas franjas horarias se ha rebasado ya el nivel de los trescientos euros el megavatio (¿ustedes compran megavatios o kilovatios?) y la organización de consumidores Facua ha calculado que para que se pudiera acercar el asunto a lo que dijo Pedro Sánchez, la factura de diciembre debería ser negativa. Así que, claramente, estamos una vez más ante una promesa incumplida. Y no pasará nada. Ya verán cómo se sacan de la chistera argumentos mágicos para enmascarar el fiasco y hacer ver lo que no es. Prestidigitación política al máximo nivel.
La verdad es que estamos acostumbrados a que se anuncien y prometan cosas que luego no llegan a ramos de bendecir. Es una lástima, porque eso no hace más que sembrar la incredulidad general; crece la desconfianza, el convencimiento de que una cosa es lo oficial y otra la que al final resulta; como si se tratara de mundos paralelos entre los que cada cual ya procura buscarse la vida.
Sin ir más lejos, en otro aspecto ligado con la electricidad, el BOE del día 15 publicó por tercera vez la aprobación de una normativa que debería permitir que en consumos eléctricos para riego agrícola se pueda cambiar dos veces al año la potencia contratada. Una medida muy reclamada en el campo y sucesivamente incumplida. Las dos veces anteriores (una con el PP y otra con el PSOE) fue papel mojado; a ver si a la tercera va la vencida.
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