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La Comunitat Valenciana se ha convertido en la joya de la corona para los dos grandes partidos. La elección de Valencia para albergar los cónclaves decisivos del PP, primero, y del PSOE, después, da una idea del valor estratégico que implica este territorio para ambas ... formaciones.
La dirección del PP ha programado que su Convención Nacional, que arrancó ayer en formato itinerante por varias comunidades, culmine con la aclamación de Pablo Casado en la plaza de toros de Valencia. El enclave no puede ser más icónico. En la década de los 90 fue emblema por antonomasia del PP a la hora de mostrar las garras. Pero ese efecto talismán que manaba del coso taurino se truncó en 2015. El 21 de mayo de aquel año, Mariano Rajoy, Rita Barberá y Alberto Fabra lograron congregar a unas 12.000 personas, lejos de las más de 25.000 que dos décadas antes reunieron José María Aznar y Eduardo Zaplana en ese emplazamiento y sus alrededores. Era el síntoma de que la sombra de la corrupción inexorablemente pasaría factura en las urnas como así ocurrió. Desde entonces la plaza de toros quedó estigmatizada. Ahora, una vez renovados los liderazgos, el PP espera que, al romper su veto sobre el albero valenciano, se produzca simbólicamente una catarsis con la que se borren las manchas del pasado tanto en España como en la Comunitat. En esta cita los populares aspiran a pergeñar una 'refundación' del centro derecha ensanchando su base ideológica. Carlos Mazón y María José Catalá destacarán en esa nueva foto conjunta que diseña Génova con las caras de sus apuestas. A todos se les pide discreción para que Casado acapare focos y titulares. Hasta ahí lo previsible porque Isabel Díaz Ayuso ha confirmado asistencia y es difícil imaginar a la presidenta madrileña en modo perfil bajo.
Ximo Puig ejercerá de anfitrión en el 40 Congreso del PSOE que se celebrará en un par de semanas en Valencia. Pedro Sánchez acudirá con el camino llano a la cita. También un Puig para quien el 'abalismo' ya no supone amenaza. Ambos olvidaron hace tiempo los rencores del pasado para ser aliados de futuro. Seguramente les volveremos a escuchar reconocer al 'Botànic' como espejo en el que se reflejó la Moncloa para la coalición de Gobierno, aunque realmente están deseando emanciparse de sus 'socios' en los próximos comicios.
Con el latente runrún electoral de fondo, PP y PSOE rearman y aprietan filas. Unos para reconquistar el poder. Otros para conservarlo. El bipartidismo inaugura curso político a la caza mayor de la Comunitat. Se abre la veda. Y con la escandalosa infrafinanciación de esta autonomía sin solventar.
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