No puede haber Fallas en julio
Con la incertidumbre existente y con más de veinte mil muertos, no es razonable que el ayuntamiento mantenga abierta la posibilidad
EDITORIAL
Jueves, 23 de abril 2020, 01:13
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Jueves, 23 de abril 2020, 01:13
Mientras Pamplona ya ha anunciado que este año no habrá Sanfermines, el alcalde de Valencia, Joan Ribó, mantiene de momento la incógnita de si Valencia celebrará las aplazadas fiestas de las Fallas en julio, tal y como anunció cuando se decidió suspenderlas en marzo. Por todas partes y en todo el mundo se suceden cancelaciones y aplazamientos de competiciones deportivas, conciertos, ferias y eventos, motivado todo ello por una pandemia que ha obligado al confinamiento de millones de personas y a la paralización de la mayor parte de la actividad económica así como de la cultural y recreativa. Y aunque el Gobierno de España empieza a hablar de la 'desescalada' -el término con el que quiere indicar una progresiva aunque lenta vuelta a la normalidad- no hay aún fecha ni siquiera aproximada para que negocios como los de la hostelería vuelvan a abrir sus puertas al público en un país en el que el sector turístico es el principal motor de la economía.
Resulta por todo ello un tanto insólito, casi extravagante, que el alcalde Ribó se niegue a admitir lo obvio y se enroque en la posibilidad de que Valencia pueda vivir sus fiestas falleras el próximo mes de julio, cuando es muy probable que para entonces los bares, los restaurantes y los hoteles todavía sigan cerrados. La comprensible ilusión de miles de falleros y los compromisos adquiridos con artistas y otros profesionales afectados por la suspensión de la fiesta no pueden estar por encima de una seguridad sanitaria que ha provocado el mayor parón económico en todo el planeta desde la II guerra mundial. No parece ni razonable ni presentable que mientras aún no se sabe cómo se va a evaluar a los estudiantes universitarios, en el Ayuntamiento de Valencia puedan estar contemplando la celebración de unas Fallas de verano, en unas fechas con unas temperaturas completamente inadecuadas para estos actos.
Y por si fuera poco con los argumentos de la seguridad y de la coherencia queda un último no menos poderoso y mucho más emotivo y es que por encima de esta o de cualquier otra fiesta hay que situar la enorme desgracia que la sociedad española está viviendo, con más de veinte mil fallecidos y con una enfermedad que se ha cebado con nuestros mayores. En semejantes circunstancias, con un futuro cargado de interrogantes para millones de trabajadores y sus familias, que aún hoy se siga hablando de la posibilidad de celebrar las Fallas en julio es ridículo.
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