Las puertas correctas del cine

Si le dejo ver alguno de esos vídeos en el ordenador portátil a veces lo sorprendo buscando por detrás, preguntándose por dónde habrán entrado esos animales, como si hubiese una puerta trasera que les permitiera acceder a la pantalla. El hecho de no encontrar esos bastidores no le hace perder interés, sigue disfrutando igual con lo que ve. Aunque todavía no conoce el truco, ha descubierto ya la magia del cine, y ojalá no se desenganche nunca de ella.

Con el paso de los años comprenderá que no hay puertas traseras para que entren los personajes y recreen las tramas, pero que las películas, las series, las obras audiovisuales en general esconden otras puertas, y esas son capaces de transportar a mundos y vidas que de otro modo sería complicado conocer.

Esa es una de las ventajas de ser cinéfilo, que es posible, sin pasaporte y sin montar en avión, viajar a realidades, conflictos, amores, disyuntivas y desafíos completamente lejanos a nuestro día a día. De momento él se conforma con encontrarse con las vacas, las ovejas, los caballos y la lechuza que hace shhh, a los que intenta emular torpemente. Ya irá ampliando horizontes.

Ha descubierto el instrumento, la herramienta mágica, y se ha dejado atrapar. En ocasiones, en un futuro, recurrirá a ella para evadirse, para entretenerse, para distraerse. En otras buscará reconocerse, saber más de sí mismo, explicarse. Es probable que le sirva para despertar su curiosidad por otras culturas, por formas diferentes de pensar y de actuar, por personas diversas. Todavía es pronto para adivinar. Esa travesía está por recorrer y cada uno ha de hacerla a su manera. Si la camina bien va a llegar a destinos fantásticos.

Escucho a muchos padres y madres preocuparse por las horas que pasan sus hijos frente a las pantallas, absortos por mundos desconocidos. A mí me preocuparía si no lo hiciera, si no sintiera la necesidad de refugiarse y escaparse por esa ventana, a la que yo tan a menudo sigo recurriendo.

El reto no está en conseguir que pase menos tiempo volcándose en la ficción, sino en enseñarle la forma en que pueda aprovecharla lo máximo posible, en que le sirva para crecer y conciliarse con la vida. En ayudarle a buscar las puertas correctas.

Nos vamos a hinchar a ver películas y series juntos.