PULSO DE CUÑADOS

Enhorabuena a todos. ¡Ya pasó la Nochebuena y la Navidad! Habrá quien haya celebrado estas fechas tan señaladas como George Bailey (James Stewart), dando abrazos a diestro y siniestro y deseando felices fiestas a medio pueblo, como en '¡Qué bello es vivir!', o quien las haya disfrutado con toda su maldad y avaricia como Francis Xavier Cross (Bill Murray) en 'Los fantasmas atacan al jefe'. Sin embargo, en el término medio está la virtud y confío en que las secuelas de estas pascuas se limiten a unas cuantas comilonas y algunos momentos incómodos que, no siempre con éxito, se pudieron ir encarrilando hacia el fin de la noche o contra un muro de turrones duro o blando.

La Confederación Española de Cuñados Sabelotodo todavía no ha presentado su balance anual, pero confío en que haya cumplido las expectativas, tras preparar a conciencia su argumentario de lugares comunes, chistes malos y, lo que es más importante, demostraciones de que lo importante es discutir.

Todo estudiante de periodismo o sociología ha tenido que aprender de Marshall McLuhan que «el medio es el mensaje», que el formato de la idea repercute en la idea, que el vehículo es fundamental para llegar al destino. Tiene bemoles que, después de dedicarse al estudio de la comunicación durante medio siglo y tras escribir más de una docena de libros y casi un centenar de artículos, el hombre vea resumido todo su pensamiento a una frase. Aunque, claro, más vale haber alcanzado el éxito con una canción que no haberlo logrado nunca (si no, que se lo pregunten a la cuenta bancaria de Los del Río con su 'Macarena').

Lo malo es que a veces muchas discusiones y querellas se quedan en el camino, convirtiendo el medio en el único espacio habitado. La cosa se nota especialmente en las formaciones políticas que, siendo profesionales de la oposición, alcanzan el poder y no pueden evitar ser arietes... del poder, aunque sean ellos los que lo comanden.

Éste es el caso de Compromís con la ampliación del puerto de Valencia (que realmente se limita al rellenado del dique acabado en 2012) o el pulso contra Intu por la construcción de Puerto Mediterráneo (que puede terminar con una indemnización millonaria en concepto de daños y perjuicios por el lucro cesante desde 2015). Esta claro que el objetivo no es tanto tumbar los proyectos como fidelizar a la parroquia, para evitar que piense que Mónica «ya no mola» y se quede en casa las próximas elecciones.

Lo mismo pasa con las pensiones, congeladas por el gobierno en funciones de Sánchez hasta que no se forme un ejecutivo fetén, para que hasta la abuela de Rufián le apriete para que pacte, en pleno pulso por el respaldo desde la Abogacía del Estado a la libertad de Junqueras. La cuestión es liarla.