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El puñetazo que te cambia la vida

EL FRANCOTIRADOR ·

Héctor Esteban

Valencia

Viernes, 10 de febrero 2023, 00:04

Una vez, en la pista de Distrito 10, me dieron tal puñetazo que me partieron la nariz. No la vi venir. Mi camisa blanca acabó ... moteada con manchas de sangre y recuerdo que el portero de la discoteca me preguntó al salir qué había pasado. Me limité a decir: «nada, que yo sepa». A mi madre, esa misma tarde le dije que me había salido sangre de la nariz, y a mi padre, cuando el hematoma floreció entre la nariz y el ojo, que me había pegado con el marco de una puerta. Esta última mentira duró hasta que mi hermano le dijo: «¿Has visto la galleta que le han soltado a tu hijo?». Aquel puñetazo a mis 16 años sirvió para hacer bueno el refrán de «nunca viene mal una hostia a tiempo». El golpe me enseñó a no meterme en líos durante el resto de mi presente vida. Una noche de Fallas en Cánovas vi como a un tío le rompieron una litrona de cerveza en la cabeza. Me impactó aquella testa chorreando sangre y me largué a mi casa. Otra noche, en la misma zona de marcha, varios cabeza rapadas le pegaron una paliza considerable a un chaval junto al pub Lili Marlene.

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