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¿Qué quiere ser À Punt?

Como un aviador ·

Jueves, 27 de junio 2019

À Punt ha celebrado su primer cumpleaños de un modo amargo. Ni las audiencias acompañan a la resucitada televisión autonómica ni las expectativas de futuro son buenas, tanto por la cuestión económica como por la falta de una estrategia clara respecto a la programación. Con la llegada del verano varios programas echan el cierre. No es algo extraño. En cualquier emisora la parrilla toma un perfil más bajo durante los meses estivales, aprovechando el menor consumo en esta época del año. Pero esta no es una medida de transición al uso. Algunos de estos espacios ya han sido avisados de que no volverán, otros de que tendrán que hacer cambios y otros siguen sin noticias de nada.

¿A qué se debe? Dos son las razones que se arguyen. Por un lado, el presupuesto, que los actuales responsables tildan -no sin razón- de insuficiente. La tele es cara y cuesta mucho sacar formatos adelante, por lo que determinados proyectos han de remodelarse y otros se quedarán aparcados a la espera de tiempos mejores que nadie sabe si vendrán. El otro motivo -que se confiesa en voz más baja- es la escasa incidencia que ha tenido en la sociedad valenciana la reapertura de la cadena pública. Una gran parte de los ciudadanos no se ha enterado -o no ha querido enterarse- de la puesta en marcha del canal. Y para los que sí se dieron por aludidos no ha conseguido convertirse en referencia (por sus informativos, por sus coberturas, etc.).

Nada de esto debería ser un escollo insalvable. Vivimos en una época en la que la fragmentación de las audiencias es enorme y el consumo cada vez se realiza de un modo más dispar. No es sencillo empezar de cero y menos conectar con todo tipo de públicos. Cabría esperar y seguir una hoja de ruta que condujese a À Punt a un lugar establecido.

Pero, ¿existe una hoja de ruta de esas características? No está claro. Eso sí es un problema. No se puede reabrir una tele de la nada, con un presupuesto ajustado además, y querer ser todo, como si los años no hubieran pasado y el panorama audiovisual fuese el mismo. ¿Qué quiere ser À Punt? Esa es la gran pregunta que deberían haberse formulado los que mandan allí, para orientar todos los esfuerzos y recursos hacia el mismo lado. Porque cuando no hay dinero para hacer todo como se debería merece la pena realizar una apuesta firme por algo. Que esta fuera la información parece la opción más lógica, con unos informativos innovadores, unas tertulias políticas que pusieran los temas del día sobre la mesa y un equipo de investigación volcado en abordar temas. Por el momento no ha sido así y de hecho algunos pequeños cimientos que se habían establecido al respecto se han desmontado. Lo que quiere y puede ser À Punt sigue siendo una incógnita un año después.

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